Vivo
mi falta de libertad. De no salir y de salirme de mí.
Xavier
Abril
Días de encierro, de necesario
encierro por un agente infeccioso microscópico que está
provocando la muerte de muchos seres humanos, especialmente ancianos.
Son días de experiencia, para muchos, nueva: permanecer en casa y
pasar largas horas con la familia. Curioso. Lo que antes era cotidiano hoy es
un asunto inusual. Los
nuevos tiempos nos
llevaron
a las ausencias: ambos padres en sus trabajos, los hijos en el colegio, terminamos siendo desconocidos. Las coincidencias en casa eran poquísimas y si esto sucedía, cada uno era una isla. Y en esto, la mala utilización de la tecnología jugó un papel determinante: los celulares (y computadoras) que te
permiten comunicarte con el mundo entero en tiempo real, sin embargo,
convirtieron a cada integrante
de la familia en un literal extraño. Es decir, comunicados con el mundo, incomunicados con nuestra familia. Paradójico.
Hace unas semanas, la gente dominada
por el miedo empezó a vaciar los supermercados: compras desmedidas
de papel higiénico, papel toalla, jabones, agua, enlatados, en fin,
todo aquello que les brindara una seguridad ante un enemigo
invisible, silencioso. Largas colas donde se puso de manifiesto no
solo el miedo, sino también el egoísmo. Me llamaba la atención las
largas, larguísimas colas para dejar desabastecidos los
supermercados, nadie pensaba en lo que vendría después, largos (e
interminables para varios) días de encierro y el aburrimiento
acechando.
Tengo para mí que uno
de los antídotos
eficaces
para el aburrimiento es la lectura, pero eso es algo que parece
muchos no saben o
ni lo sospechan o simplemente no les interesa. Curioso, nunca vi largas colas para comprar libros en las librerías. Esta
imagen resulta hasta impensable.
Y no debería ser así; es
decir, el libro debería ser también un artículo de primera
necesidad, los que leemos lo sabemos, lo sentimos. El libro resulta siendo un buen compañero: te informa, te brinda mayores recursos para expresarte, te distrae: conozco gente que
si un fin de semana no tienen una fiesta o algo parecido, se embarcan
en un buen libro y no se aburren. En cambio, sé de muchos que
detestan la lectura o son indiferentes a ella, que sienten el peor de
los martirios (como que el infierno llegó a sus vidas o ellos llegaron al infierno) cuando no tienen un fin de semana con fiesta o una
“salida” con los amigos…
Para estos días difíciles de encierro obligado, la compañía de los
libros es vital.
Como también
debería serlo el cine.
Este, como la lectura,
debería ser fundamental en la vida de cualquiera, pero el buen cine,
ese que sabe amalgamar una historia inteligente con diálogos (o sin
ellos, pienso en el cine mudo) y actuaciones y fotografía... que nos
haga experimentar
sensaciones que solo brinda el arte, y el cine lo es. No el cine gratuitamente espectacular, plagado de efectos especiales, repleto de disparos, persecuciones..., ese no, el otro, el que muchas veces rechazamos porque nos parece aburrido, cuando en realidad lo que sucede es que no estamos acostumbrados a consumir un cine que nos explora, que se sumerge en vaya uno a saber qué profundidades de nuestro ser y nos permite conocernos más o reconocernos: el cine y no las películas, parafraseo lo que alguna vez dijo un amigo español que si de algo sabe, es de cine.
“¿Qué películas me recomendarías?”, me dijo a boca de jarro hace poco un amigo. Con la presión del momento le solté una pequeña lista. Hoy quiero hacer lo mismo: una lista, pero no con los mismos filmes, otros largometrajes cuya visión se facilita porque están en Youtube. Si algo me complace de estas sugerencias mías es que si son películas en otros idiomas, están subtituladas (salvo excepciones, detesto las películas dobladas), es un punto muy importante: acostumbrémonos a ver cine en su idioma original, no seamos flojos.
“¿Qué películas me recomendarías?”, me dijo a boca de jarro hace poco un amigo. Con la presión del momento le solté una pequeña lista. Hoy quiero hacer lo mismo: una lista, pero no con los mismos filmes, otros largometrajes cuya visión se facilita porque están en Youtube. Si algo me complace de estas sugerencias mías es que si son películas en otros idiomas, están subtituladas (salvo excepciones, detesto las películas dobladas), es un punto muy importante: acostumbrémonos a ver cine en su idioma original, no seamos flojos.
Pensando en estos trece días más de
encierro, esta es mi lista de trece películas para enfrentar el
aburrimiento:
1.
Luis
Buñuel, el director del cortometraje surrealista de 1929 Un
perro andaluz,
estrena en 1953 el film Él,
considerada por muchos como la mejor película latinoamericana de
todos los tiempos. Este largometraje filmado en México cuenta la
historia de Francisco Galván de Montemayor (Arturo de Córdova), un
hombre de gran fortuna, profundamente católico, soltero, de edad
madura y que no ha conocido hasta el momento el amor. Pero este
llega
a su vida: en una iglesia, un jueves santo, descubre a Gloria Milalta
(Delia Garcés), una bella joven, enamorada del ingeniero Raúl Conde
(Luis Beristáin) con quien se va a casar dentro de poco. Sin
embargo, desde que Francisco y Gloria se han conocido, ha nacido
entre ellos una atracción incontrolable que lleva a que Gloria rompa
su compromiso y se case muy enamorada e ilusionada con el galán
maduro. A las pocas horas de casados, esta irá descubriendo la
verdadera personalidad de quien ante todos es un hombre virtuoso, un
modelo de caballero a imitar: colérico, inseguro, injusto,
manipulador, violento, celoso, extremadamente celoso. Lo que pudo ser
un bello y ejemplar matrimonio, termina convirtiéndose en un
infierno para Gloria quien es permanentemente humillada y violentada,
incluso ve que su vida corre peligro a manos de quien se supone la
ama desesperadamente, con locura.
Una
gran película filmada en blanco y negro con algunas de las escenas
más inquietantes y perturbadores del cine, como aquella en que
Francisco, enfermo de celos, envuelve con una tela una hoja de
afeitar, una aguja de arriero con hilo, algodón y con dos sogas se
dirige al dormitorio de su esposa...
2.
Uno de los grandes largometrajes del neorrealismo italiano es Bajo
el sol de Roma, film dirigido por Renato Castellani y estrenado
en 1948.
La
historia se ubica en 1943, tiempos de la Segunda Guerra Mundial, días
difíciles en los que los romanos deben trabajar en lo que sea para
conseguir alimentos. En el barrio de San Giovanni vive Ciro Bissolati
(Oscar Blando), un joven de diecisiete años, que para casi siempre
echado en su cama, ve con despreocupación e irresponsabilidad cómo
su padre (Ferruccio Tozzi), guardia nocturno, y su madre (Maria
Tozzi), ama de casa muy laboriosa, trabajan duramente para
alimentarlo a él y a sus tres hermanos menores. En el mismo edificio
de los Bissolati vive una vecina suya llamada Iris (Liliana Mancini),
casi de la misma edad de Ciro, que está siempre pendiente de él,
pues está muy enamorada. Pirata, Romoletto, Bruno y otros amigos más
van siempre a buscar a Ciro, este siempre sale, a pesar de las
reconvenciones de su madre. Un día, el padre de Ciro, llega a casa
para dormir y deja sobre una mesa unas zapatillas blancas para él,
este sale de casa con las zapatillas. Ya con sus amigos se esconden
en el Coliseo Romano, ahí Ciro conoce a un jovencito que vive solo y
abandonado, es Geppe (Francesco Golisano), lo llaman así porque su
cabello crespo y crecido les hace recordar a Geppetto (el padre de
Pinocho). Una vez que escampa, se van a bañar y Ciro termina
perdiendo las zapatillas nuevas, este decide no regresar a casa y se
va al Coliseo Romano a pernoctar acompañado de Geppe. Desde entonces
Ciro actúa con mayor irresponsabilidad poniendo en peligro la vida
de su familia.
Una
hermosa y dura película que inicia como comedia hasta tornarse
dramática. Nos muestra las calles de Roma de antes y en plena
ocupación alemana, su gente enfrentando una lucha terrible por
sobrevivir, algunos incluso dedicándose al robo, al mercado negro...
3.
En
1954 se estrena La
ladrona, su padre y el taxista,
también conocida como Lástima
que seas tan canalla,
comedia italiana dirigida por Alessandro Blasetti. Una particularidad
de esta película es que fue en ella que actuaron juntos por primera
vez Sofía Loren y Marcello Mastroiani y ante el éxito de la pareja,
luego filmarían más de diez películas juntos (entre ellas: Ayer,
hoy y mañana;
Una
jornada particular,...).
Una
comedia entretenidísima, llena de diálogos ocurrentes y situaciones
extremadamente divertidas. La historia ocurre en Roma, Paolo
(Marcello Mastroianni) es un taxista que cuida como oro su automóvil,
dos muchachos y una chica encantadora y bella, Lina Stroppiani
(Sophia Loren), solicitan su servicio hasta una playa lejana, en
realidad quieren robarle el carro. Descubiertos los dos ladrones
escapan y Paolo se queda con Lina que resulta ser no solo bella sino
una rotunda parlanchina que con argumentos extraños confunde al
taxista hasta que ya en Roma logra escabullirse. Días después,
Paolo vuelve a encontrar en una calle a la habladora Lina y esta, con
mentiras, lleva a conocer a su padre, Vittorio Stroppiani (el gran
Vittorio De Sica, director de Ladrón de bicicletas), un individuo
siempre elegante e igual de parlanchín como la hija, dedicado
también a las malas artes.La relación de Paolo y Lina se
profundiza, ambos se atraen, pero ella es imprevisible, mentirosa y
todo se complica entre ellos…
Esta
comedia es realmente una delicia, con pinceladas costumbristas y muy
pícaras nos hace pasar muy buenos momentos. Es una de las mejores
comedias italianas y eso no es poca cosa, si tenemos en cuenta que el
cine italiano es una de las más prestigiosas tradiciones
cinematográficas del mundo.
4.
Mario
Monicelli es uno de los grandes directores de comedias italianas,
pero en 1953 estreno Las
infieles,
no una comedia
sino un drama.
La
historia sucede en Roma. El empresario de quesos Giovanni Azzali
(Carlo Romano) acude a una agencia de detectives cuyo director es
Giulio Cantagalli (Giulio Cali). Lo que el empresario quiere es tener
pruebas de la infidelidad de Luisa Azzali (Irene Papas), su esposa,
quiere esas pruebas con urgencia porque quiere obtener el divorcio
para casarse con una jovenzuela a quien está cortejando y también
para que su esposa no exija algún tipo de pensión. Entonces Giulio
llama a Osvaldo Dalpra (Pierre Cressoy) quien se encargará de
hacerle un seguimiento a la esposa de Giovanni. Es así que al seguir
a Luisa, Osvaldo se encuentra con Liliana Capacci Rodgers (May
Britt), una antigua enamorada que se ha casado con Harry Rodgers
(Charles Fawcett), un inglés con dinero, aunque algo mayor que ella.
Son nueve años que no se veían Liliana y Osvaldo, el amor que hubo
parece resurgir, pero empiezan a ocurrir una serie de hechos: se
pierde un collar de diamantes y dinero, Liliana, Cesarina (Ana-María
Ferrero), empleada de confianza de Liliana, es acusada de esos
delitos en tanto varias mujeres casadas de las capas más altas de la
sociedad son chantajeadas, entre ellas Lulla Possenti (Gina
Lollobrigida)... ¿Quién es el ladrón o ladrona?, ¿quién es el
chantajista o la chantajista?
Un film que nos hace reflexionar sobre la doble moral y la hipocresía, sobre las grandes diferencias sociales que lleva a algunos a mirar con desprecio o indiferencia a las personas de condiciones menos favorecidas. Una magnífica película que nos sorprendente con un final inesperado.
Un film que nos hace reflexionar sobre la doble moral y la hipocresía, sobre las grandes diferencias sociales que lleva a algunos a mirar con desprecio o indiferencia a las personas de condiciones menos favorecidas. Una magnífica película que nos sorprendente con un final inesperado.
5.
Uno
de los grandes directores de comedia italiana fue Dino Risi. En 1962
estrenó una película titulada La
escapada,
film que tiene de comedia y drama.
La
historia se centra en uno de esos calurosos veranos en una Roma que
parece deshabitada (casi toda la gente ha partido a los balnearios).
Un personaje llamado Bruno Cortona (Vittorio Gassman), maneja un
pequeño convertible descapotado (un Aurelia B24) por calles
solitarias y silenciosas en busca de cigarros y de un teléfono. Al
no hallar lo que busca, se detiene para beber agua y ve a Roberto
Mariani (Jean-Louis Trintignant), un joven estudiante de derecho que
pareciera que lo observa desde una ventana (en realidad estaba
mirando a la chica de la que anda enamorado). El joven invita a Bruno
a subir a su departamento para que desde ahí haga la llamada
telefónica. Extrovertido y parlanchín, Cortona luego convence a
Roberto que deje de estudiar y que lo acompañe a tomar un aperitivo.
Inician entonces un recorrido que supuestamente duraría hasta la
tarde de ese mismo día, mas este se prolonga: van a restoranes y a
la playa, visitan a unos tíos de Roberto, llegan a la casa de la
exesposa (Luciana Angiolillo) y de Lily (Catherine Spaak), la hija de
ambos…
La
aparente complicidad de los dos personajes en realidad nos muestra a
dos seres contrastantes: Roberto es más joven, pero es tímido,
cauteloso, apocado y ve en Bruno un modelo quizá a imitar, pues este
es locuaz, mujeriego, fanfarrón, vividor, incluso irresponsable e
inmaduro. Sin embargo, en el hedonismo chocante de Bruno y en la
actitud modélica de Roberto se esconde una angustiosa soledad y a
través de las aventuras que vivirán juntos, buscarán un escape a
su hastío, a su triste realidad.
6. El
extraño amor de Martha Ivers, una película del cine negro de 1946, dirigida por
Lewis Milestone. Uno de esos melodramas entrañables donde se muestra
toda la capacidad narrativa del viejo cine norteamericano. La
película cuenta como veinte años después, Sam Masterson (Van
Heflin) decide regresar a su ciudad y buscar a su amiga Martha Ivers
(Barbara Stanwyck). Ya para entonces, esta es dueña de varias
empresas que antes dirigía su tía, una mujer dura y déspota
que precisamente murió veinte años atrás. Pero Martha no está
sola, se ha casado con el hijo de su preceptor, Walter (Kirk Douglas,
quien debutaría en el cine con esta película, por cierto, hasta hace poco este
actor con 103 años era el único sobreviviente del film, pero como sabemos, falleció en los primeros días del mes de febrero de este año). El encuentro de Sam y Martha despierta fantasmas del
pasado y los celos de Walther y de Tony Marachek (Lizabeth Scott),
una hermosa muchacha que tiene problemas con la justicia y cuya
presencia llevará a cuestionarse qué es lo que siente Sam por
Martha.
Estamos
ante una cima del cine noir, en realidad del cine. Las actuaciones
son magníficas, la fotografía en claroscuro crea una atmósfera de
intriga, de misterio y suspenso.
7.
Ensayo
de un crimen
es una película de 1955 dirigida por el español Luis Buñuel luego
de afincarse en la Ciudad de México. Es un largometraje ubicado
entre las cincuenta películas más importantes del cine mexicano,
por cierto, una de las mayores tradiciones cinematográficas de
hispanoamérica.
La
película es una parodia cargada de humor negro, corrosivo, sobre un
"asesino serial de mujeres". Archibaldo de la Cruz (Ernesto
Alonso) cuando es niño recibe de su madre una caja musical, su
institutriz le cuenta la historia de un rey que cada vez que quería
que alguien muriera, hacía funcionar esa misma caja musical, deseaba
la muerte del enemigo y esta sucedía. Por coincidencia, el niño
hace funcionar la caja musical y desea la muerte de la institutriz y
esta muere a causa de una bala perdida. Desde entonces queda con la
idea de que puede provocar la muerte de mujeres cercanas. Pero ocurre
la Revolución Mexicana, la casa de la familia de Archibaldo es
saqueada. Ya mayor, este encuentra la caja musical en una casa de
antigüedades y la compra. Cada vez que hace sonar la caja musical,
planifica la muerte de varias mujeres, por ejemplo, la de la bella
Patricia Terrazas (Rita Macedo), la de su novia Carlota Cervantes
(Ariadna Welter), cuando descubre que tiene amores escondidos con el
arquitecto Alejandro (Rodolfo Landa). Entre tanto, conoce a Lavinia
(Miroslava Stern), una hermosa joven que atrae a Archibaldo, pero eso
no quita que quiera asesinarla…
Una
gran película, admirada por varios directores de cine (uno de ellos
es Pedro Almodóvar). Ensayo de un crimen, incluso arrastra una
leyenda negra debido a la muerte de dos de sus actrices (Miroslava
Stern, se suicidó a las pocas semanas del estreno, y Rita Macedo,
quien también se suicidó años después). Es, en definitiva, una
gran película de visión impostergable.
8.
En 1949 se estrenó El retrato de Jennie, película dirigida por
William Dieterle. La historia misteriosa que se cuenta en este film
es la de Eben Adams (Joseph Cotten), un pintor que ha perdido la
pasión, anda desencantado de su labor, sin rumbo. De gran ayuda será
su encuentro con la dueña de una
galería,
una mujer ya mayor, miss Spiney (Ethel Barrymore) quien le comprará
un cuadro y le dará algunas sugerencias con respecto a su actitud
ante la pintura; sin embargo, el hecho que dará un nuevo sentido a
su vida ocurrirá cuando se encuentre con una niña, Jennie Appleton
(Jennifer Jones). El conocerse será determinante, sobre todo para la
vida del pintor, pues Jennie se volverá algo así como su musa
inspiradora. Desde el primer encuentro seremos testigos de una
atracción entre ambos, una necesidad por verse. Pero hay algo
extraño en el desarrollo de esta historia, algo que rompe toda
lógica: en cada encuentro, Jennie tiene más edad, pronto dejará de
ser una niña para volverse una bella señorita, es como si ella
viviera en un mundo paralelo donde el tiempo es más acelerado. ¿Cómo
explicarlo? ¿Será que Eben (y nosotros con él) estamos viendo a un
fantasma? ¿Quizá Jennie no sea más que la imagen de la "realidad"
de alguien que ha enloquecido? ¿Eben la estará viendo realmente o
será solo un sueño al cual nos arrastra también? El retrato de
Jennie es una película de una profunda y misteriosa poesía, un film
cuya atmósfera onírica, cargada de ambigüedades, nos engancha, nos
cuestiona, nos perturba.
9.
El
cine mudo cuenta con varias películas entrañables, de esas que se
ven cada cierto tiempo con entusiasmo renovado. Una de ellas es El
gabinete del doctor Caligari,
un film de 1920 dirigida por el alemán Robert Wiene. Para algunos es
la joya mayor de uno de los movimientos vanguardista de inicios del
siglo XX, hablamos del Expresionismo que tanta influencia tuvo sobre
el cine noir
(por
ejemplo una iluminación más compleja donde juega papel muy
importante los contrastes de luz y sombra).
La
historia que se desarrolla en seis actos es alucinante. El doctor
Caligari (Werner Krauss) es un hipnotizador que dirige un espectáculo
donde interviene un sonámbulo llamado Cesare (Conrad Veidt), pero el
doctor es un personaje trastornado que utiliza al sonámbulo no solo
para responder a las preguntas del público, sino para que este
cometa una serie de asesinatos que dejan atemorizados y preocupados a
los habitantes de Holtenwall. Los amigos Francis (Friedrich Feher) y
Alan (Hans Heinrich von Twardowski), que andan enamorados de Jane
(Lil Dagover), visitan el espectáculo del sonámbulo en la feria y
salen aterrados porque este le ha vaticinado la pronta muerte a Alan.
Sorprendentemente, la muerte de Alan ocurre. Francis sospecha del
doctor y empieza a investigar sobre la vida del misterioso
hipnotizador. Pero la película sufre un giro argumental que dejará
sorprendido al espectador: ¿está realmente ocurriendo lo que vemos
en pantalla?
Un
clásico de todos los tiempos, una prueba contundente de cómo el
cine mudo casi no requería de la palabra para contar una buena
historia. Sorprenderán el maquillaje recargado, la escenografía
llena de ángulos distorsionados, líneas, curvas y espirales muy
marcados, contrastes acentuados de luces y sombras, todo ello es
parte de la estética expresionista de una película, que luego de
cien años, no ha envejecido un ápice.
10.
Gregory
La Cava era en los años treinta uno de los directores más exitosos,
dos años consecutivos fue candidato al Óscar. Una de esas películas
es de 1936: Al
servicio de las damas (o
también conocida como La
porfiada Irene),
un film con tintes románticos, pero sobre todo una gran comedia. La
película se ubica en la Ciudad de los rascacielos, Nueva York, en
tiempos difíciles de la Gran Depresión. Dos hermanas de familia
adinerada, Irene Bullock (Carole Lombard) y Cornelia Bullock (Gail
Patrick), participan de los juegos de una gincana junto a otros
personajes millonarios y frívolos. Una de las pruebas consiste en
recoger desechos (incluyendo vagabundos) en East River, lugar donde
vive mucha gente en condiciones miserables, víctimas de la
depresión. Es ahí donde Irene encuentra a Godfrey Park (William
Powell), hombre sorprendente, dueño de una cultura y tratos que no
corresponden a su condición económica y social. Irene entonces lo
contrata como mayordomo de su mansión familiar. Ya en la casa de los
Bullock, el buen Godfrey descubre que esa mansión es de locos, pues
en ella ocurren situaciones diversas, cada una más extravagante que
la otra. Junto a las jóvenes, habitan ese espacio Alexander Bullock
(Eugene Pallette), el padre, un antiguo luchador ahora convertido en
hombre exitoso de negocios que trabaja para cubrir los caprichos de
su familia, Angelica Bullock (Alice Brady), la madre, quien sufre de
delirios y cree ver seres sobrenaturales... El desempeño de Godfrey
es impecable, pero se topará con el odio de la arrogante Cornelia
quien le hará pasar momentos difíciles; la contrapartida será el
amor empecinado, porfiado de Irene (la inolvidable Carole Lombard que
solo viviría seis años más pues el avión en que viajaba cayó en
plena Segunda Guerra Mundial).
Es
un film en un impecable blanco y negro, con magníficas actuaciones,
de diálogos chispeantes, inteligentes, muy corrosivos. Una sátira
como pocas sobre la alta sociedad norteamericana.
11.
Joseph
L. Mankiewicz dirigió magníficas películas, entre ellas El
fantasma y la señora Muir, Eva al desnudo, La condesa descalza, De
repente el verano y
un drama inolvidable que fue estrenado en 1949: Carta
a tres esposas.
Este
largometraje se ubica en una ciudad pequeña de provincia ("el
nombre no importa"), ahí viven Deborah Bishop (Jeanne Crain),
Rita Phipps (Ann Sothern) y Lora Mae Hollingsway (Linda Darnell),
tres amigas que viven matrimonios felices, pero la tranquilidad de
estas tres bellas mujeres se ve rota porque antes de un corto viaje
que van a realizar, reciben un misterioso sobre con una carta donde
una cuarta amiga, Addey Ross, les anuncia, sin mayores precisiones,
que se va a escapar de la ciudad con el esposo de una de las tres.
Magnífico y tenso inicio que altera la seguridad de las tres amigas
que hasta ese momento podían jurar que sus matrimonios era sólidos,
indestructibles, perfectos. Ahora la duda ha incursionado en sus
vidas, las carcome y como nunca se llenan de inseguridades, de
recuerdos (algunos graciosos, otros dramáticos) que les de pistas
que permitan "descubrir" al infiel. Mientras tanto, a pesar
que alguna de ellas aparente seguridad, la incertidumbre, la duda
permanece, está en el aire: ¿Cuál de las tres es la engañada?
Este
es un film en el que Mankiewicz critica con mordacidad esas aparentes
sólidas concepciones morales de la "perfecta vida americana",
tal vez esta no sea más que máscaras que ocultan o disimulan vidas
guiadas por la frivolidad, las apariencias, las hipocresías. Por
cierto, el reparto tiene también entre sus filas a Kirk Douglas y
Thelma Ritter, dos leyendas del cine norteamericano.
12.
En
1988 se estrenó La
tumba de las luciérnagas,
película animada japonesa cuyo director fue Isao Takahata (quien
falleció en abril de 2018).
Es,
sinceramente, una película muy conmovedora, triste, una de las más
tristes de la cinematografía mundial (y esto no es un demérito). La
película se ubica en Japón, en tiempos de la Segunda Guerra
Mundial, cuenta la historia de dos hermanos: Seita (un muchacho
valiente, capaz de hacer cualquier cosa por su hermana) y la
entrañable Setsuko (una niña de cuatro o cinco años). La madre de
ambos perece a raíz de los bombardeos aéreos realizados por los
norteamericanos, del padre (marino japonés) no hay noticias, pero
tienen la esperanza que regrese y los rescate del abandono. Seita y
Setsuko enfrentan una realidad dura donde incluso los lazos
familiares no se respetan en un afán de sobrevivencia. Ambos se
apartan y vivirán aislados en un abandonado refugio antiaéreo, se
alimentarán de lo que buenamente encuentren en su entorno,
aparentemente podrán enfrentar con éxito los tiempos difíciles que
les tocó vivir, pero su historia se complicará, a final de cuentas
son dos seres que no cuentan con mayores mecanismos de defensa y cuyo
destino los ha sorprendido con toda su crueldad...
Una película que nos sensibiliza sobre las terribles consecuencias de la violencia, de la guerra, sobre todo cuando esta se abate sin misericordia sobre seres indefensos, sin capacidad de resistencia.
Una película que nos sensibiliza sobre las terribles consecuencias de la violencia, de la guerra, sobre todo cuando esta se abate sin misericordia sobre seres indefensos, sin capacidad de resistencia.
13.
Las
películas serie B son aquellas que cuentan con bajo presupuesto
(varios filmes del western, las de ciencia ficción, las de terror y
algunas del cine negro); sin embargo, eso no impide que varias de
ellas sean grandes películas, joyas de la cinematografía mundial.
Una de ellas es El desvío (1945), dirigida por Edgar G. Ulmer.
Cuesta
creer que esta gran película dure apenas 67 minutos para contar con
solidez la oscura historia de Al Roberts (Tom Neal), un joven
pianista que vive frustrado pues aspira a dar grandes conciertos y no
a tocar en bares por sueldos miserables y propinas. Entonces decide
abandonar Nueva York y viajar a Los Ángeles en búsqueda de Sue, su
novia. Es un viaje largo, de costa a costa, pero está dispuesto a
todo para encontrarse con la mujer amada y casarse con ella. Al no
tener dinero para hacerlo por avión, se ve obligado a viajar
"tirando dedo". El pesimismo del personaje es notorio y dos
encuentros en la carretera definirán su vida opaca, gris: Jack
Haskell Jr. (Edmund MacDonald), un irresponsable jugador, lo recogerá
en la carretera y le promete llevarle hacia Los Ángeles. Su
posterior encuentro con la terrible e insoportable Vera (Ann Savage),
la típica "femme fatale" del cine noir,
será la culminación de una vida que atrae sobre ella la desgracia,
la mala suerte, la fatalidad.
Continuará…
Morada
de Barranco, 30 marzo de 2020.
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