lunes, 8 de febrero de 2016

CURIOSIDADES BARRANQUINAS






                                                               Se ven sombras capuchinas
                                                               en el hall de las neblinas.
                                                                           José María Eguren







   Barranco tiene sus misterios y también sus curiosidades. Pensando en esto último, recordé que hay algunas cosas que los mismos barranquinos (y probablemente con mayor razón los que no lo son) no conocen de este distrito, el más pequeño de Lima, pero que a pesar de sus dimensiones tiene un mar de curiosidades que explican de alguna manera el espíritu de estas tierras y de sus habitantes, asuntos sobre los que sería bueno escribir e informar, es así que embarcado en estas curiosidades publico este primer puñado de noticias que andan dispersas y muchas veces ocultas. Sirvan, pues, estas líneas para conocer un poco más a este pequeño territorio de brumas, que por cierto, es mucho más que el lugar o centro de diversión de los fines de semana.










1. Dice la leyenda que a mediados del siglo XVIII, pescadores indígenas venidos de Sulco (Surco), bajaban al mar del actual Barranco a realizar sus faenas. Una noche observaron sorprendidos que por la zona por donde solían bajar se veía una luz que a la distancia se tornaba pequeña. Luego de varias noches seguidas de ver ese punto luminoso, con la idea de que pudieran ser asaltantes que pernoctaban en la zona, se acercaron con palos en la mano para espantarlos y constataron que no había nadie, que era un fuego que ardía misteriosamente en forma de cruz. 










   Algunas versiones dicen que una vez consumido el fuego había un crucificado dibujado en el suelo. Lo cierto es que el fuego (o el dibujo) fue tomado como un mensaje divino. Tiempo después, un panadero de apellido Caicedo, dicen, construyó en el lugar una humilde capilla con su sacristía y alrededor de ella se empezaron a construir algunas casas que, con el tiempo, dieron origen a Barranco. Hay una décima con versos octosílabos, cuyo autor desconozco, que dice al respecto.










El origen de Barranco
es de envidiar, sí señor,
porque al revés de otros pueblos
que deben su fundación
a un blanco aventurero
o a un indio emperador,
los barranquinos sabemos
por muy vieja tradición,
que el fundador de Barranco
fue nada menos que Dios.











2. Siempre me llamó la atención que distritos como Miraflores y Chorrillos tuvieran restos arquitectónicos prehispánicos. Digo Miraflores y pienso en la huaca Pucllana (que durante mucho tiempo se le llamó huaca Juliana), pienso en Chorrillos y se viene al recuerdo Armatambo, al pie del Morro Solar. Pero… ¿Barranco? Siempre pensé que Barranco no tenía ningún resto arqueológico. Estaba equivocado. Sí lo tuvo y hasta hace poco tiempo, una lástima su desaparición que es prueba fehaciente de la desidia y desinterés de las autoridades por estos asuntos.


Huaca Pucllana


Huaca Armatambo


   Frente a la desaparecida Lagunita, allá donde empieza (o termina) la vía expresa, hubo un terreno abandonado durante mucho tiempo, incluso un tiempo anunciaban que allí iban a construir unos condominios (creo que lo anunciaban como Los delfines). En ese terreno se conservaron hasta el año 2002 los restos de un adoratorio prehispánico, como se pueden ver en la primera foto aérea, lamentablemente, quienes debieron salvaguardar tan importantes restos que hablaban de nuestro pasado, permitieron su lamentable destrucción, como se ve en la segunda foto. Hoy ya desaparecido esos restos, en el terreno se ha construido una mole de concreto que será la sede de la UTEC (una nueva universidad, para variar).












3. Es conocida la perífrasis de Barranco: la Ciudad de los Molinos. No es gratuita ni antojadiza. Ocurre que en el pasado, cuando las distancias parecían más amplias, Barranco que fue primero una aldea y después un balneario, no contaba con redes de agua, entonces su gente la obtenía de las corrientes subterráneas. Para hacer aflorar el agua, emplearon la fuerza eólica, construyeron molinos de viento, eran tantos y tan vistosos que hicieron de Barranco un lugar con un paisaje particular, único en Lima. Con el paso del tiempo y la modernidad, esos molinos fueron desapareciendo y hoy solo los podemos ver a través de las fotos antiguas que los rescatan del pasado y del olvido.





















   Sin embargo, el día de hoy podemos ver en Barranco dos molinos (por cierto, ninguno es sobreviviente de los viejos molinos que salpicaron antaño el panorama barranquino): el primero y más grande (esfuerzo de nuestro recordado amigo Gonzalo Bulnes Mallea) ubicado allí donde empieza el distrito, junto a la quebrada de Armendáriz y el otro, más pequeño, unos metros más abajo, junto al campo deportivo Luis Gálvez Chipoco, ambos se constituyen en símbolos materiales de una realidad desaparecida, pero perennizada en esa perífrasis tan poética cuando se habla de Barranco, la Ciudad de los Molinos.








4. ¿Por qué Barranco se llama así? Algunos sostienen que cuando los pescadores indígenas de Sulco (Surco) iban a pescar frente al mar del actual Barranco, tenían que bajar por los acantilados, una de esas bajadas estaba por el lado de la calle Doméyer, supongo que debió ser por donde bajaba y subía el funicular, que entonces no existía, y se referían a esta zona de pesca como “el Barranco”: “Voy a pescar al barranco”, decían los pescadores. De ahí vino el nombre, y el nombre quedó.








   Pero pocos saben que Barranco tiene (o tuvo) alguna vez otro nombre: San José de Surco. Este nombre apareció en 1892, cuando por ley promulgada un año después, a Barranco (creado como distrito en octubre de 1874) se le anexó Surco (que cobraría autonomía recién en 1929). Hoy ese nombre de San José de Surco es solo es un recuerdo.









5. Cuando uno ve el escudo de Barranco, muy pocos se dan cuenta de un grueso error. Me explico. En la imagen del escudo, la Ermita se halla sobre un promontorio hacia el lado izquierdo, a su derecha se ve el mar con un sol poniente desplegando sus rayos. El error está allí. Si nos paramos frente a la Ermita, ese pequeño templo que está ubicado luego de cruzar el Puente de los Suspiros, el mar visible se encuentra a su izquierda, es decir, la imagen del escudo está invertida. Error que hasta el día de hoy permanece y pareciera que nadie se propone corregir.














6. El famoso Puente de los Suspiros que permite unir las calles Ayacucho y Ermita, antes era más largo pues medía 44 metros, ahora solo llega a los 31, tiene 3 metros de ancho y está a 8 metros y medio del suelo. El halo romántico que rodea a este "puentecito escondido", hizo que allá por 1960, la compositora Chabuca Granda compusiera un bello vals titulado justamente “Puente de los Suspiros”. 














   Unos datos más, el puente fue construido en 1876, es decir, dos años después de la creación de Barranco como distrito. Cuando sucedió la infausta Guerra del Pacífico fue incendiado por los chilenos el 14 de enero de 1881 (un día antes hicieron lo mismo con Chorrillos y un día después con Miraflores). Posteriormente se reconstruyó y hasta el día de hoy el Puente de los Suspiros es un referente para las parejas o para quien quiera transitar entre pájaros y árboles, parafraseando un verso del siempre joven Javier Heraud.




















7. Entre la avenida San Martín y el Paseo Saenz Peña se ubica un obelisco de mármol, es el dedicado al General José de San Martín, libertador y protector del Perú. Este monumento no siempre tuvo esa ubicación. Fue inaugurado frente al Parque de la Exposición en 1906, en Lima. Años después, según algunos en el año 1922, según otros en 1924, el monumento fue trasladado a Barranco, pero no al lugar en el que está en la actualidad, sino cerca a lo que fue la estación del tren de Lima-Chorrillos; es decir, allí donde terminan las calles Cajamarca y Unión, junto a la malograda avenida Bolognesi. 

















   Cuando se ubicó este monumento dedicado a la memoria de San Martín en Barranco, todavía conservaba el ángel de la victoria que coronaba el obelisco, como puede verse en la foto en sepia. Sin embargo, dicho ángel ya no se ve en el obelisco cuando se le reubicó por segunda vez en Barranco, como puede verse en las dos últimas fotos. Lo que ocurrió fue que con el terrible terremoto de 1940, dicho ángel se vino abajo y se destruyó por completo.















8. Hace muchos años, fue ubicada frente a la antigua iglesia de San Francisco Solano de Barranco, probablemente el único templo que tenía cuatro torres en Lima, una escultura en mármol que representaba a la Virgen María, en esa tranquila plazuela barranquina estuvo durante muchos años, rodeada de una apacibilidad aldeana y de casonas como la del gran poeta peruano José María Eguren. 


















   Hasta que la escultura fue trasladada, por los mismos franciscanos, a Junín y la colocaron frente al Convento e Iglesia de Ocopa en el año 1954, desde entonces es parte de ese complejo colonial desde donde partieron, en épocas pasadas, las misiones que difundieron ideas religiosas y el espíritu de peruanidad por zonas agrestes, labor esforzada, por cierto, que impidió el avance impetuoso de los bandeirantes brasileños. Este trabajo denodado de los franciscanos permitió, años después, mantener para el Perú ese territorio que hoy llamamos la selva central de nuestro país.















   Hoy la iglesia y parroquia de San Francisco tiene otra imagen, el viejo templo fue demolido: el nuevo posee una sola torre, la más alta de Barranco. Esa característica silenciosa y de atmósfera tranquila de la plazuela se conserva hasta el día de hoy, como se conservan en su perímetro los tradicionales ranchos, a pesar del paso del tiempo y la voracidad de las empresas constructoras, lo que despierta en nosotros la sensación de que el tiempo allí se hubiera detenido.
















   Continuará…






                                       Morada de Barranco, 8 de febrero de 2016.