La alegría de lo perdido hallado…
Enrique Peña Barrenechea
Las vacaciones se terminan, unos días más y
empiezan las clases escolares. Un nuevo año en el que, como de costumbre, veré
algunas caras conocidas y, supongo, que otras nuevas que se incorporarán a los
dos colegios donde laboro (y no me refiero solo a alumnos, también profesores).
Mientras tanto, el calor continúa con intensidad que nos asombra (se ha llegado
hasta los 33°C, algo inusual), los huaycos empezaron a asolar distintas
regiones del Perú, incluso en zonas muy cercanas a la capital (Chaclacayo,
Chosica): inundaciones, pueblos aislados, carreteras interrumpidas, destrozadas. Consecuencias del calentamiento global.
Comentaba en la entrada anterior que este
año había empezado con buen pie. El 3 de enero llegó a mis manos una
nueva edición de 5 metros de poemas
de Carlos Oquendo de Amat. Y para seguir en la misma senda, semanas después, el 6 de febrero, estuve de visita
por la casa de mi querido amigo y magnífico poeta Omar Aramayo. Fue una tarde
de una larga y amena conversación donde desfilaron temas relacionados con la
vida y obra de Oquendo, de Gamaliel Churata, de José María Eguren, de una novela histórica Los Túpac
Amaru 1572 – 1825 de la que él es autor, de cine, en fin.
Ya para retirarme de la casa de Omar, tuvo la gentileza
de obsequiarme tres libros. El primero de ellos es una obra monumental sobre el
gran pintor puneño Víctor Humareda: Humareda,
así se titula este bello libro que el autor publicó en diciembre de 2016. Lo voy
leyendo de a pocos, a cuentagotas, disfrutando, paladeando palabra a palabra en
mañanas silenciosas. Las bellas reproducciones de las pinturas capturan mi
atención y alimentan la ya de por sí enorme admiración que siento por este
pintor peruano. A Omar no solo le agradezco el libro, también la afectuosa dedicatoria.
Como decía hace un rato, para seguir en la senda con la que empezó este año, Omar me obsequió dos
ediciones de 5 metros de poemas que no poseo y engrosan mi colección de este libro mítico: son ahora quince
ediciones, incluyendo una norteamericana bilingüe. Ambos ejemplares se editaron
en Puno. El más reciente es una edición auspiciada por la Dirección Regional de
Educación de Puno y es de junio del año pasado. El otro es una edición curiosa del
Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Peralta, promovida por el mismo Omar
Aramayo. Digo que es curiosa por su tamaño: es la más pequeña
edición que poseo (8 cm x 8 cm) y creo que la más pequeña de todas las ediciones que se han publicado. Debo comentar que Omar, oquendiano de vieja data, me mostró dos ediciones del poemario de
Oquendo que no poseo, una de Arteidea y la otra, Arequipeña (Aquelarre Ediciones).
Supongo que algún día llegarán a mis manos ambas ediciones, por lo pronto estoy
indagando dónde conseguirlas.
Como en vacaciones anteriores, Rita y yo hemos venido visionando diariamente una película. Por las tardes (4:00
o 4:30) y a pesar del calor que nos abochorna, nos acomodamos y nos abandonamos a una serie de largometrajes (no todos clásicos, por cierto) que vemos por primera vez o que volvemos a ver por segunda o tercera vez (es el caso de Ser o no ser o Blue Jasmine, por mencionar dos) que
motivan conversaciones apasionadas y apasionantes. Han desfilado ante nuestros ávidos ojos diversos géneros como westerns, melodramas, comedias, suspenso, terror… Entre las películas que hemos visto, algunas han contado con la actuación del recientemente fallecido Bruno Ganz, digamos, un pequeño homenaje, por nuestra parte, al poseedor del Anillo de Iffland. Creemos que es la forma como él quisiera ser recordado.
Luego de ver estos largometrajes, al rato y ya de ley, cuelgo en las redes sociales un pequeño comentario sobre el film que acabo de visionar y lo acompaño con un fotograma. Como lo decía anteriormente, no quiero que se pierdan esos apuntes rápidos, textos mínimos sin ninguna pretensión que no sea expresar mi profundo amor por el cine, una de mis pasiones. Los recojo y aquí los presento.
29
de enero
Antes
de que David Lean filmara grandes superproducciones (como Doctor Zhivago,
Lawrence de Arabia o El puente sobre el río Kwai) estrenó en 1945 una película
inolvidable: Breve encuentro. Por azares del destino, el médico Álec Harvey
(Trevor Howard) y Laura Jesson (Celia Johnson) se conocen en una estación de
tren e inician una relación que podría ser el preludio de una imposible historia
de amor: ambos están casados. Sin embargo, descubren y sienten que acaban de
encontrar el amor de sus vidas, el camino hacia una real felicidad, aunque todo
haga suponer que tal vez sea ya muy tarde. Un film intenso que es prueba de
cómo con pocos medios (si pensamos en las superproducciones ya mencionadas) se
puede hacer una bella película. Otro de los méritos de esta cinta es que no cae
en la cursilería y en el empalago, lo que definitivamente la hubiera malogrado.
Incuestionablemente una pequeña joya cinematográfica.
30
de enero
Dulce y Melancólico, film de 1999, quizá no sea
la mejor película de Woody Allen, pero es entretenidísima. Emmet Ray (un genial
Sean Penn) es un eximio guitarrista de jazz de los años 30, como dice él:
"El segundo mejor guitarrista del mundo", después de su ídolo Django
Reinhartd. Es curioso, pero Emmet es vulgar, dipsómano, proxeneta, con un gusto
especial en matar ratas a balazo limpio, muy dado al lujo y a
caprichos costosos..., aunque como artista es genial y pisa territorios
celestiales gracias a su guitarra y a sus manos maravillosas que cuida
prolijamente. En su vida habrá dos mujeres: la tierna Hattie (Samantha Morton)
que es muda y cuyo silencio complementa el espíritu egocéntrico y parlanchín de
Emmet. La otra es Blanche (Uma Thurman, la misma de Kill Bill) con quien se
casa. Una inteligente historia acompañada de deliciosas piezas de jazz en una
película que realmente merece verse.
31
de enero
Otra cinta de Woody Allen: Melinda y Melinda
(2004). Una película que desarrolla dos historias. En ambas la protagonista es
Melinda (Radha Mitchell que está magnífica en su doble papel), quien llega de
noche de manera sorpresiva a la casa de unos amigos cuando estos están en una
cena con invitados. Pero la película en realidad inicia con un grupo de amigos
que discuten en un restorán sobre la importancia y las
diferencias entre la tragedia y la comedia. Dos de ellos empiezan a desarrollar
una historia que otro de los asistentes contó, solo que uno lo hace desde un
punto de vista trágico y el otro, desde la perspectiva de la comedia. Este film
de contrastes resulta entretenido, con actuaciones convincentes, con diálogos
ocurrentes, chispeantes, hasta desopilantes (muy propio de Woody Allen) que
aseguran una hora y media de inteligente distracción, cosa que se agradece.
1
de febrero
El francés Christian Carion filmó en 2005 Noche
de paz. Una película que se dirige, sin duda, a los sentimientos del espectador
con imágenes emotivas donde un grupo de soldados decide fraternizar en la
Nochebuena de 1914, en plena Primera Guerra Mundial. Lo que vemos en pantalla
hace referencia a sucesos realmente ocurridos en diversos puntos en el frente
de batalla. En este caso, tres oficiales (francés,
escocés y alemán) junto a sus soldados hacen una tregua para compartir unos
momentos de paz, enterrar a sus muertos e incluso jugar un partido de fútbol,
aunque después la realidad dura y dolorosa continúe y se imponga. No es la gran
película, pero su emotividad conquista así como su saludable crítica a quienes ocasionan
estos conflictos donde los más humildes son los que siempre terminan como carne
de cañón.
2
de febrero
Jim
Sheridan filma en 1993 En el nombre del padre, película basada en hechos reales
ocurridos en 1974. Gerry Conlon (Daniel Day-Lewis) es un joven irlandés sin
oficio ni beneficio que es enviado por su padre a Londres para que enderece su
vida. Pero su destino seguirá otro rumbo, pues él se encontrará en el sitio
equivocado la noche en que hay un atentando en el bar de Guildford donde
morirán cinco personas y habrán más de setenta heridos. Gerry es acusado del
acto terrorista del IRA y con pruebas falsas condenado a treinta años de
prisión. Junto con él van a la cárcel injustamente tres amigos, su padre, una
tía y sus hijos... Años después, con el apoyo de la abogada Gareth Peirce (Emma
Thompson) intenta probar su inocencia y, sobre todo, limpiar el nombre de su
padre. Un film que nos muestra que las aparentes fragilidades son nada si tras
ellas se esconde una real y verdadera fuerza de espíritu para luchar hasta que
se imponga la verdad.
3
de febrero
Un clásico: Jezabel (1938) del director William
Wyler (el mismo de Vacaciones en Roma, Los mejores años de nuestra vida,
Ben-Hur...). La película se desarrolla en el Sur de Estados Unidos, tierra de
hacendados y de tradiciones muy acendradas. Julie (Bette Davis) es una joven
engreída, manipuladora, orgullosa, inteligente, inmadura (de ahí su relación
con el personaje bíblico) que está enamorada de un banquero
exitoso llamado Preston Dillard (un jovencísimo Henry Fonda), quien soporta sus
caprichos pues ella no sabe medir consecuencias, confiada en que por amor él
estará siempre dispuesto a perdonar. Pero todo tiene un límite, y este llega, a
pesar de los deseos de una Julie arrepentida. En medio de una sociedad
opulenta, afrancesada, que no tiene reparos en despreciar a los norteños que
son vistos como ignorantes y salvajes, un peligro acecha y se presenta: la
fiebre amarilla. Esta epidemia será la ocasión para que la siempre caprichosa
Julie se pueda redimir, ¿lo logrará? Un film grandioso, realmente
imprescindible.
4
de febrero
El cielo y tú es un film de 1940, dirigido por
Anatole Litvak. Los hechos ocurren en Francia, en 1846. La tímida y reservada
Henriette Deluzy (Bette Davis), joven institutriz, llega a casa de Theo
(Charles Boyer) y su esposa Fanny Sebastiani (Bárbara O'Neil), los duques de
Praslin, para hacerse cargo de los hijos de ambos. Pero Fanny posee un carácter
particular: como madre es distante y fría con sus cuatro
hijos, como mujer es extremadamente celosa y buscará la manera para que la
joven institutriz abandone el trabajo, sobre todo, cuando presa de los celos,
empieza a sospechar que su esposo se ha interesado en Henriette. La presencia
de la joven trae alegría a la casa de los Praslin y también desatará los afanes
de venganza de una mujer terriblemente insegura como Fanny. El punto de quiebre
será un asesinato que torcerá los destinos de los protagonistas, quienes ven
ahora su futuro complicado. Como se puede ver, estamos ante uno de esos
magníficos melodramas que ayudaron a construir el prestigio del cine
norteamericano. Una gran ambientación y magnífico vestuario para grandes
actuaciones.
5
de febrero
Woody
Allen estrenó en 2013 Blue Jasmine, film protagonizado por Cate Blanchett,
quien hace el papel de Jeanette o Jasmine, una mujer elegante que pertenecía a
las altas esferas de la sociedad neoyorkina, pero lo ha perdido todo a raíz de
las estafas financieras de su esposo tramposo y mujeriego. De un plumazo
Jasmine pierde no solo esposo, familia, fortuna, incluso la razón: es una mujer
que ha visto cómo se ha desmoronado su mundo e intenta sobrevivir en un barrio
pobre de San Francisco, que es el lugar donde ahora vive con Ginger (Sally
Hawkins), su hermana de adopción, separada y con dos hijos. Una película sobre
el mundo de las apariencias que enmascara los fracasos, sobre el choque de
mundos distintos, contrapuestos, irreconciliables que de alguna manera son
representados por ambas ciudades: New York es el pasado, la elegancia, la
sofisticación y San Francisco, el presente, la vulgaridad, lo burdo. Ambas
opuestas, pero unidas por el lazo del autoengaño que lastima más en medio de
las ruinas. Una película bellamente desoladora y cuya visión es imprescindible.
6
de febrero
La sombra de una duda (1943) es una de
las grandes películas de Alfred Hitchcock. Un tío misterioso, pero esperado,
querido, llega a casa de su hermana mayor en el pueblo de Santa Rosa de
California. La llegada del tío Charlie (Joseph Cotten) supondrá romper la
rutina de una familia típica norteamericana sumida en el tedio y esto llena de
alegría, sobre todo, a su sobrina mayor que lo idolatra y cuyo
nombre es igual al del tío: Charlie (la bella Teresa Wright). Sin embargo algo
hay que inquieta al espectador y la inteligente sobrina (que es muy
observadora) descubrirá que el tío guarda un secreto y que tiene conductas
bastante extrañas, sospechosas. Entonces, un par de hombres aparecen en escena
y le confirman a la bella Charlie que persiguen a un hombre (en realidad a dos)
por algunos crímenes cometidos, y uno de los sospechosos es el tío. A medida
que el film avanza, el suspenso y la intriga crecen. El final inesperado corona
una historia redonda. Estamos ante un perfecto thriller psicológico,
especialidad del gran Hitchcock. La fotografía es de lo mejor, filmada en un
impecable blanco y negro que ayuda con sus luces y sombras a hacer más
emocionante esta cinta. Un entrañable film que inquieta, perturba.
7
de febrero
John Sthal estrenó en 1945 un film muy
particular: Que el cielo la juzgue. Ellen Berent (Gene Tierney, la mujer más
bella del cine) y el escritor Richard Harlan (Cornel Wilde) se conocen en un
tren y a poco surge el amor y se casan. El destino en común de ambos es ideal,
una buena posición económica, él es un escritor exitoso; ella, una mujer
entregada y amante de su esposo... Todoparece encaminado a una vida
feliz, sin embargo, en la convivencia, Ellen va mostrando el lado oscuro de su
personalidad: es posesiva, hipócrita, celosa al extremo, no quiere a nadie que
se interponga entre ella y su esposo, en realidad es una mujer perturbada que
va construyendo fríamente la desgracia de quienes la rodean y, también, su
propia destrucción. Líneas arriba escribí que era una cinta muy particular:
Sthal logra una buena combinación del melodrama con el cine "noir", y
no se ve artificioso, todo está finamente calibrado. Un largometraje que cuenta
con algunas de las escenas más sobrecogedoras de la historia del cine, filmado
en colores donde destacan los hermosos parajes y, sobre todo, la hermosa Gene
Tierney que está en el esplendor de su belleza.
8
de febrero
Anthony
Mann filmó en los años 50 un puñado de pequeñas joyas del western, entre ellas:
Horizontes lejanos (1952). Glyn Mclyntock (James Stewart) es un pistolero de un
pasado oscuro y sangriento. Dispuesto a enderezar su vida, acompaña a un grupo
de colonos para dedicarse a la ganadería y a las labores del campo. En el
camino se reencuentra con un viejo compinche, Emerson Cole (Arthur Kennedy),
quien continúa en sus correrías. Como las provisiones para los colonos no
llegan y se acerca el crudo invierno, Mclyntock, Cole y Jeremy deciden ir a
Portland para traer los alimentos. En el camino sucederán una serie de
aventuras que pondrán en peligro a la pequeña caravana: escape por el río,
ataques sorpresivos, traiciones... Por cierto, Glyn y Cole están enamorados de
la bella Laura (Julie Addams), pero no hay disputas ni peleas, los silencios
del primero lo dicen todo y en algún momento ella deberá elegir entre uno
aparentemente sereno y decidido a redimirse y el otro de un pasado que no le
remuerde y parece disfrutar de la violencia. En el afán por sobrevivir, ambos
son rivales, pero tienen un punto en común: mantienen una tensa lucha, no solo
con un medio hostil, sino consigo mismo. Bella y entretenida película.
9
de febrero
Basada
en una novela de Ernest Hemingway y con guion de William Faulkner (ambos
ganadores del Nobel de Literatura), el gran Howard Hawks filmó Tener y no tener
(1944). En ella actuó por primera vez para el cine Lauren Bacall y logró hacer
una brillante pareja con Humphrey Bogart (con el que un año después se
casaría). La película se sitúa en una colonia francesa, la isla de Martinica,
en plena Segunda Guerra Mundial. Harry Morgan (Bogart) es dueño de un barco que
alquila para pescar, es un tipo egoísta que parece no interesarle nada. Marie
(Bacall) es una joven desfachatada, casi una "femme fatale" que
logra, con coquetería y sensualidad, conquistar al solitario Harry. De a pocos,
este irá mostrando un gran corazón que parecía no tener, pues, ya conquistado
por el amor, dará muestras de amistad por Eddi (Walter Brennan) y ayudará a la
resistencia francesa para desterrar al gobierno colaboracionista y a los nazis
de la isla. Pasados los años, el film no ha perdido su encanto y la frescura de
sus diálogos (sobre todo el de los protagonistas), se mantiene firme, actual.
Filmada en blanco y negro, como muchas de las grandes películas del cine
"noir": esta es una de esas grandes películas, una joya imperdible.
10
de febrero
Woody
Allen estrenó en 1986 una de sus mejores películas: Hanah y sus hermanas. La
historia se centra en la vida complicada de tres hermanas neoyorquinas: Hanah
(Mia Farrow), Lee (Barbara Hershey), Holly (Dianne Wiest). La primera vive un
segundo compromiso (su primer esposo fue Woody Allen, un tipo hipocondriaco) y
su matrimonio no pasa por el mejor momento, es más, el esposo (Michael Caine)
anda interesado en una de sus cuñadas. La segunda convive con un pintor mucho
mayor que ella, pero el hastío la consume y quiere separarse. La tercera aspira
al mundo artístico, intenta ser actriz, cantante, dramaturga ..., pero la
sensación de fracaso le agobia porque incluso en el amor las cosas no le van
bien. Una película con visos dramáticos y de comedia donde los personajes
permanentemente se cuestionan sobre la vida, el amor, la muerte, la
infidelidad, el sexo, el desempleo, la religión..., temas complejos y serios
que son tratados con fino humor. La banda sonora es de primera (jazz, blues,
música barroca y hasta punk). Al magnífico elenco se le agregan Maurenn
O'Sullivan (la legendaria Jane del Tarzán de los años 30) y Carrie Fisher (la
princesa Leia). Definitivamente, una de las cimas del gran Woody Allen.
11
de febrero
El
gran director William Wyler estrenó en 1942 el film La señora Miniver. La
película cuenta la historia de una familia acomodada que vive en un pueblo a
las afueras de Londres: Kay Miniver (Greer Garson), su esposo Clem (Walter
Pidgeon) y sus tres hijos: Vin, Judy y Toby. El film inicia mostrándonos la
vida despreocupada de los esposos que gastan su dinero de manera irresponsable, a
Vin criticando las desigualdades sociales y económicas de la sociedad
británica, a los hermanos menores en sus juegos... Pero la aparente
tranquilidad de esta familia (y la de sus vecinos) se rompe cuando Inglaterra
entra en guerra contra la Alemania nazi: Clem participará del rescate de
Dunkerque, Kay enfrentará a un peligro grande en su casa, Vin, el hijo mayor,
entrará a la fuerza aérea y si bien se casa con la joven y bella Carol Bendon,
interpretada por Teresa Wright, algo sucederá... En tanto el pueblo participa
de una u otra manera en la guerra, los ataques aéreos alemanes arrecian y
provocan gran destrucción. Una película conmovedora en donde la intensidad de
muchas de las escenas quizá se pueda explicar en el hecho de que el
largometraje fue realizado en plena confrontación bélica: los rostros de
angustia, de miedo y dolor no nos dejan indiferentes. Cine clásico y de gran
altura.
12
de febrero
Pickpocket (1959) es una película de Robert
Bresson. El director francés logra con una economía de recursos un gran film
amparado en gestos, miradas, movimientos, sonidos, silencios..., digamos, es
una película que sin artificios y con sutileza va construyendo más que la
historia misma, el carácter de cada personaje, sus profundos problemas de
incomunicación. La película tiene porprotagonista a un joven
solitario y apático llamado Michel (Martín LaSalle) quien se siente realizado
al robar billeteras, carteras y relojes con habilidad que sorprende. Tiene una
madre anciana a quien dice amar como a nadie, pero no quiere visitarla por un
problema del pasado. Jeanne (Marika Green), una joven vecina, ve por ella y a
la larga se convertirá (lo intuimos porque no se ve, ya lo dijimos, es un film
de silencios, de omisiones) en la redención de Michel. Por decisión de Bresson,
la película se filmó no con actores profesionales, lo que se deja ver en
ciertas escenas, pero no como una limitación que va en desmedro del film, sino
como una forma de poner de manifiesto los problemas de incomunicación que hay
entre los personajes que en algo hacen recordar a los personajes conflictivos
de Dostoievski. Es, en definitiva, una película de silencios que dice mucho.
Una joya.
13
de febrero
Takeshi Kitano estrenó Hana-Bi (Flores de
fuego) el año 1997. Nishi (interpretado por el mismo director) y Horibe (Ren
Osugi) son un par de policías cuyos destinos de pronto se tuercen. El primero
arrastra el dolor de haber perdido a su hija y por tener a su esposa con una
enfermedad terminal, razón por la que pide un préstamo a la Yakuza, una
organización criminal a la que combatió en el pasado. Nishi, ahora
alejado de la policía, ha decidido en un acto de amor inconmensurable pasar los
últimos momentos de su esposa junto con ella. Horibe, el mejor amigo de Nishi,
es herido por un delincuente y queda confinado a una silla de ruedas, su esposa
e hija lo abandonan, sumido en la depresión y la soledad intenta suicidarse,
pero encuentra en la pintura el canal para desahogar su inmenso dolor... Con
maestría, Kitano nos narra una historia muy violenta con pinceladas de humor y
gestos de entrega desinteresados de dos personajes agresivos, pero capaces, a
pesar del dolor inmenso que los gobierna, de hacer ofrendas a la vida: uno
aferrándose a la pintura; el otro, entregado a su esposa como un último canto
de amor y despedida... Una perturbadora, pero bella película, de esas que te
hacen amar más al cine. Imperdible.
14
de febrero
Lo
que queda del día (1993) es una película dirigida por James Ivory, basada en
una novela de Kazuo Ishiguro, ganador del Premio Nobel de Literatura de 2017.
Cuenta la historia de dos personajes que trabajan en una mansión inglesa, el
señor Stevens (Anthony Hopkins) y la señorita Kenton (Emma Thompson), mayordomo
y ama de llaves, respectivamente. Ambos sirven a un aristócrata y político
inglés que busca por todos los medios, a raíz de su admiración por Alemania,
conservar la paz de Inglaterra con ese país, antes de la Segunda Guerra
Mundial. Pero la historia central gira en torno al amor callado, reprimido del
señor Stevens por la señorita Kenton que está realmente enamorada de él. Pero
el mayordomo nunca da el primer paso, aparentemente impasible y frío posterga
sus propias vivencias por cumplir con las exigencias y responsabilidades de su
trabajo: no acude a ver a su padre que está por morir, deja partir a la
señorita Stevens, aunque después tendrá una segunda oportunidad. Una película
de época que profundiza en la soledad y el vacío de aquellos que prefieren una
vida sin exabruptos, formal, ordenada y sin sorpresas a una vida propia y el
fuego que ella implica.
15
de febrero
Dunkerque es un largometraje de 2017, quizá el
mejor de ese año, dirigido por Christopher Nolan. Basada en hechos reales, la
película cuenta los intentos por escapar de unos 400 000 soldados británicos (y
en menor proporción belgas y franceses) del cerco nazi, en la ciudad costera
francesa de Dunkerque. La historia se desarrolla, al comienzo, en dos tiempos:
el pasado, la del soldado Tommy que escapa de una
emboscada alemana hasta llegar a la playa y el presente, la del señor Dawson,
su hijo Peter y un amigo, George, civiles que junto con otros atraviesan con
sus pequeños barcos el Canal de La Mancha para rescatar a los jóvenes soldados.
En la aparente sencillez narrativa, el director aborda este hecho histórico, no
solo intercalando escenas del pasado y presente, sino que nos la presenta
también mediante acciones bélicas en tierra (los afanes por escapar, los
intentos por no morir bajo los ataques de la Luftwaffe), mar (los buques
rescatando a los soldados, los barcos civiles acudiendo al rescate) y aire (por
ejemplo, la conmovedora historia del piloto Farier) que se complementan y crean
una tensión narrativa que mantiene a la expectativa al espectador. Una película
realmente emocionante, conmovedora sobre el llamado "milagro de
Dunkerque".
16
de febrero
El director alemán Win Wenders dirigió en 1987
el film El cielo sobre Berlín (también conocida como Las alas del deseo).
Damiel (Bruno Ganz) y Cassiel (Otto Sander) son dos ángeles que recorren la
ciudad de Berlín (la ciudad dividida por el muro, la que todavía arrastra las
secuelas de la Segunda Guerra Mundial), llenos de compasión escuchan los
pensamientos de los berlineses, perono pueden intervenir en sus
decisiones, solo reconfortarlos, consolarlos, pues son invisibles a los
hombres, aunque pueden ser vistos por los niños... Uno de ellos, Damiel, quiere
renunciar a su inmortalidad, experimentar lo que los hombres: reconocer colores
(las escenas de los ángeles están rodadas en blanco y negro; las de los
hombres, a todo color), saborear, alegrarse, sentir calor o frío, mancharse los
dedos con el periódico, enamorarse. Es así que, profundamente enamorado de
Marión (Solveig Dommartin), Damiel, entusiasmado por el consejo de Peter (Peter
Falk), se decidirá a ser humano y buscar a la mujer que ama e intentar
construir una historia de amor. La cinta es en realidad un canto de amor a la
ciudad de Berlín, una ofrenda poética a ese sentimiento que domina a Damiel y
lo vuelve pasto de sus llamas (por lo demás, verla hoy ha sido un homenaje al
gran Bruno Ganz que hace unas horas acaba de fallecer). Una obra de arte
imperecedera.
17
de febrero
Casablanca de Michael Curtiz es un film del año
1942 (en plena Segunda Guerra Mundial). Este largometraje cuenta una historia
dramática que acontece en la ciudad marroquí de Casablanca, donde el norteamericano
Richard Blaine (Humphrey Bogart) y su amada Ilsa Lund (Ingrid Bergman) se
reencuentran, por azares del destino, luego de haber tenido una historia de
amor complicada en la ciudad de París, en plena
ocupación nazi. La historia romántica de Rick e Ilsa se ve nuevamente signada
por la presencia de los nazis en Marruecos, colonia de Francia, y por los
franceses colaboracionistas, como el impredecible capitán Louis Renault (Claude
Rains), quienes persiguen en Casablanca (que es el punto de escapatoria hacia
los Estados Unidos) a los involucrados en la resistencia, entre ellos Victor
Laszlo (Paul Heinreid) esposo de Ilsa. En las manos del aparentemente egoísta e
insensible Rick Blaine (quien tiene unos pases que asegurarían la libertad de
cualquiera) se encuentra la suerte de los Renault. Un clásico que emociona y
nos muestra a una pareja, Rick e Ilsa, en estado de gracia.
18
de febrero
Río sin retorno, un film de 1954 cuyo director
fue Otto Preminger. Es un western donde brillan Robert Mitchun (en la película,
Matt Calder) y la rubia platinada Marilyn Monroe (quien hace de Kay Weston),
dos leyendas del cine. Matt, quien luego de cumplir una pena y de construir su
cabaña en sus tierras que están a la vera de un río, va en busca de su pequeño
hijo Mark (Tommy Rettig) que está en un campamento
de buscadores de oro. Ahí conoce a quien de alguna manera cuidó a su hijo, la
cantante y bailarina Kay, joven que mantiene una relación con un tahúr llamado
Harry (Rory Calhoun). En el desarrollo de la película, los cuatro personajes
vuelven a cruzar sus vidas, un encuentro nada agradable que motivará que Matt,
Mark y Kay naveguen en una balsa por los rápidos del río, en tanto son
perseguidos y atacados por los pieles rojas. Los tres embarcados en la búsqueda
de otra oportunidad para empezar una nueva vida. Un film que nos permite ver y
disfrutar de hermosos paisajes, de la belleza y el encanto de Marilyn, quien
canta en la película unas tres canciones.
19
de febrero
En 1961 se estrenó La chica de la maleta, film
dirigido por el italiano Valerio Zurlini. Una bella película en imágenes de un
impecable blanco y negro que cuenta la historia de una joven de pueblo ingenua
y hermosa, Aida (Claudia Cardinale), quien acompaña a su amante hasta la ciudad
de Parma donde confirma que ha sido burlada. Sin embargo, conoce a otro joven
llamado Lorenzo (Jacques Perrin), que resulta ser el hermano menor de quien la engañó. Lorenzo
se enamora de Aida e intenta ayudarla en la medida de sus posibilidades, la
trata con respeto y delicadeza (cosas extrañas en la vida de esta seductora
muchacha), aunque la diferencia de edad y el pertenecer a diferentes escalas
sociales se volverán vallas difíciles de vencer... Un largometraje con
inolvidables escenas (por ejemplo: las de la playa, la de la estación del tren,
las de la fiesta y la última escena) que hacen de esta película una de las
mejores, sino la mejor, del cine italiano de esa época. Una espléndida Claudia
Cardinale en el papel de su vida (y eso que tiene otras grandes películas)
corona un film que se volverá realmente inolvidable. Joya del cine por
redescubrir. Una curiosidad, Jacques Perrin, el joven Lorenzo, es el actor que
encarnará años más tarde (1988) al Salvatore adulto en Cinema Paradiso.
20
de febrero
Lo que el viento se llevó se estrenó en 1939 y
fue dirigida por Víctor Fleming (el mismo director de El mago de Oz). Un
largometraje de casi cuatro horas que es un fresco de época: los años de la
Guerra de Secesión y de la decadencia de un sistema abusivo como el esclavismo
(aunque presentado en la película de manera edulcorada, engañosa). Scarlett
O'Hara (Vivien Leigh) es una bella, engreída, mentirosa y
egoísta hija de unos hacendados sureños dueños de Tara, una plantación de
algodón en Georgia, al sur de los Estados Unidos. Ella está caprichosamente
enamorada de Ashley Wilkes (Leslie Howard) futuro esposo de Melanie Hamilton
(Olivia de Haviland, por cierto, la única sobreviviente con 102 años), prima de
Scarlett. Un nuevo personaje surge, Rhett Butler (Clark Gable), tahúr,
putañero, irresponsable, que termina enamorándose de Scarlett y esperará el
momento aparente para casarse con ella en un matrimonio que estará signado por
la infelicidad... Una película de matices melodramáticos, históricos, épicos,
románticos que presenta la terrible caída de un mundo de opresión y esclavismo
del sur de los Estados Unidos y la voluntad férrea de Scarlett (que es parte de
ese mundo) por levantarse de cualquier forma (incluso empleando recursos
vedados) en medio de las desgracias que le ha tocado vivir. Una bella cinta que
muchos consideran como una de las mejores del cine norteamericano.
21
de febrero
Nosferatu:
el vampiro es un film de 1979 dirigido por el alemán Werner Herzog. Esta
película a todo color es una nueva versión del clásico del cine mudo Nosferatu,
una sinfonía del horror (1922), de F. W. Murnau. Ambientada en la ciudad
alemana de Wismar, Jonathan Harker (el recientemente fallecido Bruno Ganz) debe
viajar a Transilvania (Rumania) por órdenes de su jefe Renfield (Roland Topor)
para finiquitar un negocio inmobiliario con un misterioso conde. Jonathan deja
en el pueblo a su esposa Lucy Harker (Isabelle Adjani) y en un viaje a caballo
que dura cuatro semanas, llega al castillo (que según los gitanos es solo
ruinas y si ve algo más es solo su imaginación) y se entrevista con un horrendo
conde Drácula (Klaus Kinski): calvo, de piel muy pálida, ojeras siniestras,
orejas puntiagudas y larguísimas uñas, que muy solícito lo atiende y muestra
una inocultable fascinación por la sangre humana. Al ver el retrato de Lucy, el
conde compra la propiedad colindante a la casa de Jonathan, encierra a este en
el castillo y por barco viaja a Wismar. Harker escapa e intenta llegar primero
que el conde a la ciudad para proteger a Lucy... Una largometraje que es un
homenaje a una mítica cinta y al expresionismo alemán. A pesar de los años,
ambas películas no dejan de estremecernos y asombrarnos.
22
de febrero
En 1939 se estrenó un film de Michael Curtiz
(el mismo de Casablanca): La vida privada de Elizabeth y Essex. Un largometraje
de corte histórico que desarrolla una de las historias de amor de la reina
Elizabeth I de Inglaterra (Bette Davis) con Robert Devereux, conde de Essex
(Errol Flynn). Devereux llega triunfante luego de vencer a los españoles en
Cádiz, es recibido como héroe por todo Londres, pero la reina
(que lo ama y es correspondida) lo maltrata y le increpa no haber capturado el
tesoro mayor que fue hundido por los propios españoles. Acusado de actuar no
por Inglaterra sino para acrecentar su nombre, Essex se retira y aísla en sus
tierras. Vendrá luego una reconciliación, pero en el palacio, Essex tiene
enemigos y la reina en el fondo tiene miedo de la simpatía de este con el
pueblo... Magnífica fotografía y un cuidadoso vestuario y escenografía de una
película que se deja ver con interés a pesar de los años. Como dato curioso
para los cinéfilos, en la película actúan Olivia de Havilland (la Melanie
Hamilton de Lo que el viento se llevó, la última sobreviviente de ese
legendario film: tiene 102 años) y Vincent Price (que trabajó en Los 10
Mandamientos, Que el cielo la juzgue... y es el que prestó la voz y la
carcajada final de la canción Trhiller de Michael Jackson).
23
de febrero
El año 2006, Brian de Palma estrenó La Dalia
Negra. Una película que cuenta sobre las investigaciones del misterioso y cruel
asesinato de una muchacha cuyo apelativo era la Dalia Negra (bien porque solía
vestir de negro o por el contraste de su frondosa cabellera nigérrima con su
piel blanca o porque solía adornar su cabello precisamente con una dalia).
Elizabeth Short, la Dalia Negra, en algún momento
aspirante a actriz de Hollywood, tuvo una vida desordenada, su inestabilidad
emocional la acercó al alcohol y la vida nocturna plagada de muchísimos
amantes. La película cuenta cómo un par de detectives, Bucky Bleichert (Josh
Hartnett) y su compañero Lee Blanchard (Aaron Eckhart), se encargan
obsesivamente de las investigaciones sobre el asesinato de Elizabeth, cuyo cuerpo
ha sido encontrado en un parque... Con un aire a cine negro, el largometraje va
desarrollando una historia intrincada con algunas escenas que estremecen por su
crudeza. Actúan también Scarlett Johansson (la Viuda Negra en Los vengadores) y
de Hilary Swank (la boxeadora de Million Dollar Baby).
24
de febrero
Conversaciones con mi jardinero (2007) es una
película dirigida por el francés Jean Becker. Un pintor ya maduro (Daniel
Auteuil) regresa a su pueblo, a la casa abandonada de sus padres, al ver el enorme
jardín descuidado que rodea la propiedad, solicita un jardinero. El candidato
(Jean-Pierre Darroussin) se presenta y resulta ser un excompañero de colegio
con quien se reencuentra milagrosamente después de
muchos años. El corazón generoso y las experiencias sencillas del jardinero (y
exferroviario, cuyo sobrenombre será "Hortelano") enseñan a
"Pincel" (sobrenombre del pintor) una nueva forma de ver y afrontar
la vida: más práctica, con mucho sentido común, hasta mucho más madura, en
relación al pintor que está como perdido entre su crisis matrimonial, su
amante, la hija que está a punto de casarse... En fin, seremos testigos de cómo
se va tejiendo una bella amistad entre dos hombres maduros que alguna vez
compartieron carpeta y que después de muchos años continuaron con la
complicidad de las viejas travesuras escolares. Un film sincero, cálido,
conmovedor, que nos hace reflexionar sobre el paso del tiempo, la muerte que
está siempre acechante y el imperecedero valor de la amistad. Bella película.
25
de febrero
Oliver Hirschbiegel es un director alemán que
estrenó en 2004 el polémico film La caída. Traudl Humps (Alexandra Maria Lara)
es una joven muniquesa que es escogida por el Führer Adolfo Hitler (el gran
Bruno Ganz), entre otras jóvenes, para ser su secretaria en el bunker
subterráneo donde se encuentra refugiado junto con su entorno más cercano (Eva
Braun, Joseph Goebbels, Magda Goebbels e hijos, entre otros),
mientras en la superficie sucede la incruenta Batalla de Berlín. Traudl es
testigo de excepción de los últimos momentos de Hitler y su pareja y de otros
personajes de la cúpula Nazi (hay que recordar que en gran medida, la película
se basa en las memorias de esta secretaria). El film despertó polémica porque
hubo detractores que argüían que el film era pronazi pues presentaba al Führer
humano y sensible (capaz de gestos tiernos con su esposa, con su perro, con su
secretaria, con los niños, aunque después los mande al campo de batalla...),
así como hubo alemanes que defendían la posición de la secretaría (como de
otros alemanes) que se defendía aduciendo que cuando trabajó al lado de Hitler
no sabía nada de las barbaridades de los nazis, que solo después de la guerra
se enteraría... Una cosa es cierta, el largometraje es polémico, pero no se
puede dudar de sus méritos artísticos, sobre todo la actuación de un grande
como Bruno Ganz que acaba de fallecer.
26
de febrero.
Un grande de la cinematografía mundial, Ernst
Lubitsch, estrenó en febrero de 1942 (en plena guerra) una joya definitiva del
cine: Ser o no ser. Josef Tura (Jack Benny) y María (Carole Lombard), su
esposa, pertenecen a una compañía teatral polaca que escenifican Hamlet y
ensayan una parodia nazi titulada Gestapo, próxima a estrenar. Esta última
nunca se escenificará porque Alemania invade Polonia, sin embargo, los
personajes, el vestuario de esta obra prohibida servirán para enfrentar una situación difícil en la que se pondrá en
juego la seguridad de la resistencia polaca al invasor alemán. La película nos
muestra una serie de enredos que con inteligencia y un humor sutil, corrosivo,
se van desarrollando y solucionando. Este bello largometraje es una comedia,
pero no se piense que es algo ligero y superficial que busca la risa fácil del
espectador, es una película donde el humor inteligente es empleado en los
diálogos y situaciones para, a su manera, socavar una ideología, hablamos del
humor y la sátira como armas para quitar autoridad a personajes e instituciones
como Hitler y la Gestapo... ¿Curiosidades? Un jovencísimo Robert Stack (el de
la serie de Los Intocables) intentando conquistar a Carole Lombard, actriz que
no pudo gozar del éxito de esta cinta, ella murió trágicamente un mes antes del
estreno. Ser o no ser, es de esas películas entrañables que te hacen amar más
al cine.
27 de
febrero
2001, Éric Rohmer, integrante de la Nouvelle
Vague junto a Godard, Truffaut, Rivette, Chabrol, estrenó el film La dama y el
duque. La película está basada en las memorias de una testigo de la Revolución
Francesa: la aristócrata y monarquista británica Grace Elliott (Lucy Russell).
Esta, que alguna vez fue amante de Jorge IV (rey de Inglaterra), mantiene una
gran amistad con el Duque de Orleans (Jean-Claude Dreyfus), quien en el pasado
fue también su amante. Son los difíciles años de la
revolución y esta amistad crea sospechas sobre su posición dentro de una
sociedad que ejecuta por traición a los aristócratas. Elliott es perseguida,
encarcelada, juzgada y está a punto de morir en la guillotina, porque añadido a
su amistad con el duque (que es enemigo político de Robespierre) se sospecha
que sea espía, pues es inglesa... Uno de los muchos méritos de esta película es
su condición de pionera en el usos de recursos digitales: emplea de manera
acertada pinturas digitalizadas que sirven de ambientes (calles y paisajes) de
un París sacudido por la violencia y la inseguridad: todos corren peligro,
incluso los poderosos. Es una de las grandes películas de Rohmer que intenta
una reconstrucción histórica, y lo logra magistralmente. Imprescindible.
28 de
febrero
François Truffaut estrenó en 1980 uno de sus mejores películas: El
último metro, un bello tributo al arte dramático. Los hechos se ubican en París, en la
época de la ocupación Nazi, específicamente en un teatro que se encuentra a
cargo de la actriz Marion Steiner (Catherine Deneuve) en lugar de su esposo, el
director teatral Lucas Steiner (Heinz Bennent), que tuvo que huir de París
porque su vida corría peligro por ser judío. Con un grupo de actores, entre los
que se encuentra Bernard Granger (un jovencísimo Gérard Depardieu), Marion ensaya
una futura obra a estrenar, pero las cosas se complicarán por las presiones que
ejercen los colaboracionistas franceses, sobre todo las del periodista y
antisemita consumado Daxiat (Jean-Louis Richard), que sospechan que Lucas en
realidad no ha escapado de París y que en algún lugar de la ciudad se encuentra
oculto... Una película en cuya historia ocurre un perfecto engranaje entre los
hechos reales y la ficción de la obra teatral. El final sorpresivo es
impactante y nos lleva a cuestionarnos: ¿Qué hemos estado viendo?, ¿qué es lo
real y qué la ficción? Un bello homenaje al teatro desde el cine.
Continuará…
Morada
de Barranco, 28 de febrero de 2019.
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