Hemos hallado una calle escondida…
Martín Adán
Por estos días he venido pensando
sobre qué escribir en el blog. Hacerlo se torna preocupante a veces, más cuando
uno se ha propuesto colgar dos entradas por mes: los temas escasean y, ocurre
en oportunidades, las ganas fallan. Pero está ahí el reto y solo resta
cumplir y evitar después auto reproches.
¿Sobre qué escribir? Los temas van
y vienen, algunos van quedando descartados para siguientes oportunidades. Por
ejemplo, una entrada futura será sobre películas cuyos protagonistas son niños y adolescentes. Para escribir esa
entrada, justamente, por estos días, he venido visionando algunas de las más destacadas: Los olvidados de Luis Buñuel; Los 400 golpes de Francois Truffaut; Alemania, año cero de Roberto Rossellini;
Cero en conducta de Jean Vigo; La infancia de Iván de Andrei Tarkovski;
Mouchette de Robert Bresson; Juegos prohibidos de René Clément.
Todavía están pendientes La noche del
cazador de Charles Laughton; El
espíritu de la colmena de Víctor Erice; Adiós,
muchachos de Loui Mallé; Paisaje en
la niebla de Theo Angelopoulos y El
lustrabotas de Vittorio de Sica. Esta última para mí es una incógnita, las
otras las he visionado muchas veces: son películas a las que retorno porque me
conmueven y me inquietan.
De pronto, haciéndose espacio,
viene a la memoria un comentario reciente de mi amigo Luis Vaca, afincado en
USA, quien a través del Facebook me envió estas líneas: “Hey, ‘promo’, mejor dedíquese a
publicar anécdotas en su blog que como contador de chistes está como herrero
con cuchillo de palo y recontra, pero recontra súper plop”. No cabía sino reír
de la ocurrencia de mi viejo amigo.
¿Pero a qué vino ese comentario de Luis?
Pues que por estos días fui colocando como estados de mi Facebook algunas
ocurrencias escolares en los colegios donde trabajo. No son chistes, mal haría
en considerarlos como tales, son situaciones breves, instantáneas matizadas con
juegos de palabras, nada más. Hubo algunos que lo celebraron y otros, como
Luis, que me aconsejaban abandonar todo intento en el humorismo. Entonces me
dije, ¿por qué no?, ¿por qué no utilizar estos estados (y otros) como motivo de
esta entrada? Y aquí están sueltos en plaza:
Me ocurrió ahora en la mañana, una alumna
me pregunta por su nota del examen:
-¡Profesor, profesor!, ¿cuánto tengo?
-No sé, supongo que catorce o quince...
años.
Una alumnita me busca y me pregunta antes
del examen:
-Profesor, profesor, ¿qué va a venir en el
examen?
-Supongo que... preguntas.
Esta es otra, también me ocurrió ahora en
la mañana, un alumno me preguntó por su nota del examen:
-¡Profesor!, ¿cómo he salido?
-No sé, supongo que... por la puerta.
En la hora de recreo, un alumno me pide que
le preste para comprar algo:
-¡Profesor!, ¿tiene cincuenta?
-No, todavía no, solo tengo 49.
Un alumnito me persigue para preguntarme
por el título de una película que debe ver:
-¡Profesor, profesor!, ¿cómo dijo que se
llamaba?
-¿Quién?, ¿yo?... Orlando.
Hay que acostumbrarse a levantarse
temprano. Yo, por ejemplo, me levanto todos los días a las tres. Entonces un
alumno me dice:
-¡Profesor!, ¿a las tres?
-Sí, a las tres. Una vez que abro los ojos
me digo: "Es hora de levantarse: a la una, a las dos y a las tres"...
y me levanto.
No quiero hacer más comentarios, ahí los
dejo a la consideración de quien tenga a bien leerlos.
Amante del cine como soy, un día publiqué
estas líneas que titulé elegantemente Me
jode.
Me
jode (sí, me jode) que relacionen al cine con el pop corn.
Me
jode (y mucho) que la gente vaya más a tragar que a ver la película.
Me
jode (no saben cuánto) tener que soportar a la gente que hace ruidos (no tengo
onomatopeyas) cuando está comiendo su comida chatarra en medio de la
proyección.
Me
jode (una enormidad) aquella gente que en plena función va contando la película
porque la ha visto antes.
Me
jode (superlativamente) aquellos que tienen su celular prendido y responden
llamadas o se ponen a manipularlo porque quizás no les gusta la película.
Me
jode (hasta la estratósfera) que piensen que cine es sinónimo solamente de
películas de acción; es decir: asesinatos, explosiones, sangre (mucha sangre) y
persecuciones automovilísticas.
Me
jode (tanto, pero tanto) la espantosa cartelera cinematográfica del Perú, es
una vergüenza, casi todas son películas que siguen un esquema que se repite y
repite interminablemente y que haya gente que pague por ver estos bodrios.
Me
jode (y soy suave al decirlo) que a la mayoría les guste las películas y no el
cine (obviamente no me refiero al local).
Me
jode, así de sencillo.
Debo decir que tuve a muchísimos de acuerdo
conmigo, gente que asiste al cine y que tiene que sufrir a ese puñado de
extraviados que no respetan el rito de estar en una sala de proyección, que
parecieran desconocer lo sagrado de participar en grupo en un casi absoluto
silencio frente a la magia de las imágenes en el ecran.
Hace menos de un mes me atreví a colgar
estas líneas apresuradas donde expresaba algunas de las cosas que no me gustan. Algunos rieron
celebrando la ocurrencia de mi texto, otros me dijeron que faltaba el respeto a
quienes si gustan de mis disgustos, otro grupo me dijo: “Amargado, renegón”. Pero
quizá quien se llevó el trofeo al comentario definitivamente desagradable fue
uno que me dijo: “Mujer”. “Pareces mujer”, fueron sus palabras supuestamente
ofensivas. Me molestó el machismo asquerosamente concentrado en estas dos
palabras, erradas totalmente. Pruebas al canto: yo vivo con dos mujeres (mi
esposa y mi hija) que son una muestra palpable de sensibilidad, inteligencia,
buen gusto; tengo una madre y una hermana de las que me siento muy orgulloso;
alumnas y amigas con las que puedo establecer conversaciones inteligentes y
llenas de humor. Así que hice lo que se imponía hacer: desagregué
inmediatamente al fulanito desagradable. He aquí el texto de marras:
NO ME GUSTAN
No me gustan Ricardo Arjona, Aerosmith, Bon Jovi, Gianmarco, Cristiano
Ronaldo, Botero, la salsa, Paulo Coelho, Pedro Suárez Vértiz, Gisella
Valcárcel, el programa Yo soy (o Ya fui, ja), Magaly Medina, la desorganización
del fútbol peruano, la arrogancia de los halcones chilenos, Thalía, Sin Bandera
(o con bandera), los libros de autoayuda, Alejandro Sanz, que te saquen a
bailar cuando no quieres bailar, viajar parado, escupir al suelo, Chayanne,
Iron Maiden, la bulla, las telenovelas mexicanas de Televisa, las telenovelas
venezolanas, Aventura (o Desventura), el flaco ese cuyo nombre ni me acuerdo y
que fue esposo de Jennifer López, la falsa fama de los Rolling Stones como los
chicos malos, el verano limeño, la vulgaridad, la lumpenería, la gripe, las
mañas de algunos editores o dueños de editoriales, Fujimori, Keiko y su banda,
el Apra, la publicidad machista y racista, Luis Miguel con sus aires de divo,
cuando te dan gato por liebre, cuando orinan a los árboles, los que hablan a
todo volumen por sus celulares, el sonido de los celulares en todo lugar y en
toda ocasión, la gente que anda con audífonos, los políticos corruptos, los que
se aprovechan del poder que tienen, los que se presentan con piel de cordero,
Adamo (¿así se escribe?), las películas dobladas, que me suban la tarifa de
internet, el hijo de Julio Iglesias, Hitler, Francisco Franco, el opus dei
(así, con minúsculas), Mónica Delta, Aldo Mariátegui, Schutz, Iván Cruz, los
doblajes españoles, los traidores, el Real Madrid, Mourinho, en general la
televisión peruana, los libros caros, la gente que no lee, los toneros, los
drogos, los cigarreros, los grafitos en los monumentos, las paredes y esquinas
con olor a pichi, las uñas sucias, los zapatos sin lustrar, los gritones o gritonas,
las fiestas a todo volumen a mitad de semana, un jean con raya en cada pierna,
las calles con caca de perro, las azoteas con pichi de gato, las ratas, las
cucarachas, los cocodrilos, los tiburones, la comida sin gusto, la comida
chatarra, Laura Bozzo, El valor de la verdad, los cocineros sin talento, los
arrogantes, Juan Luis Cipriani, José María Escribá, yo mismo cuando estoy
ansioso... Pero amo muchas cosas, muchísimas cosas, pero ese no es el punto.
Otras veces me embarco en afanes
ortográficos que son bienvenidos, celebrados, aplaudidos… sin embargo, sus
comentarios están plagados de errores. En fin.
¡Carajo! (perdón por el exabrupto), pero cuándo la gente va a entender que
no se debe decir "engrampador" sino "engrapador",
"peñizcar" sino "pellizcar", "quiñar el ojo" sino
"guiñar el ojo", "empiñar" sino "empinar", "segundaria"
sino "secundaria", "bivirí" sino "bividí",
"dean" sino "den", "estean" sino
"estén", "pasae" sino "pasaje",
"nadies" o "nayes" sino "nadie", "oe" o
"pe" sino "oye" o "pues", "haiga" sino
"haya", "verdá" sino "verdad", "Cujco"
sino "Cuzco", "dentrífico" sino "dentífrico",
"metereológico" sino "meteorológico", "cuágulo"
sino "coágulo", "escribistes, escuchastes, leístes..." sino
"escribiste, escuchaste, leíste...", "diabetis" sino
"diabetes", "aerio" sino "aéreo",
"comisería" sino "comisaría", "por jemplo" sino
"por ejemplo", "fulbo" sino "fútbol",
"chinchón" sino "chichón", "columbio" sino
"columpio", “cuete” sino “cohete”, “higénico” sino “higiénico” y más,
muchos vulgarismos más. Basta de tanto descuido: el vocabulario es parte de la
imagen y dice mucho de una persona, es increíble el descuido de la gente al
hablar. Da vergüenza ajena escucharlos... Lo peor es que algunos son gente que
se supone tiene un nivel y preparación, se supone. Una lástima.
Dejando a un lado comentarios
polémicos, me quiero referir como el Facebook, esa red social muchas veces
satanizada, puede servir como motivador creativo. Me explico. La semana pasada,
alguien colgó en su estado el link de un video de un cantante de blues, Robert
Johnson, personaje teñido de leyenda de quien había leído buenos comentarios. Inmediatamente
busqué sus canciones y quedé rendido ante el arte conmovedor de este músico
norteamericano. Como parte de una clase de 5to de secundaria, hablé sobre las
canciones de Johnson y en la noche de ese mismo día colgué en la página de Facebook
de ese salón el video con todas las canciones de Johnson, acompañado de este
texto:
Se los
dije en la mañana, aquí el reto para el buen "cultivo". Si quieren escuchar muy buena música, este negro diablo la hizo. Robert
Johnson solo vivió veintisiete años, dejó una veintena de canciones grabadas y
la eternidad es suya: blues, esa música de negros del sur de Estados Unidos. No
exagero, su música suena a pura actualidad: su voz, su guitarra, sus letras...
sino que lo digan Eric Clapton, Keith Richards y Jimmy Hendrix que le hace
compañía allá donde el Edén es solo música. Grande, pero con mayúsculas y sin
hipérboles.
Al rato, una alumnita, Naomi Teruya, cuelga
un comentario: “Acabo de escucharlo y me di cuenta que ya
lo había escuchado, ¡qué capo!”. Y en un comentario inmediato me contó que
cuando ella había vivido en Japón, solía pasear en bicicleta por una calle larga
llamada Honcho (cuya traducción es “Ciudad
del libro”), que siempre había allí música a todo volumen y que era en esa
calle donde había escuchado sin saberlo a Robert Johnson: “…cuando escuché la canción
lo primero que me acordé fue de Japón porque siempre la escuchaba justamente en
esa calle, (y allí) sentía como si estuviera en Francia y no en Japón, ¡cómo la
música te puede cambiar de ambiente!”. Entonces, Naomi colgó junto con su
comentario una foto de la calle Honcho
tomada por ella. Suficiente. Tenía los elementos: una imagen, una calle que
despertó mi curiosidad, una niña en bicicleta, la música invadiéndolo todo…
Tenía que escribir un poema y Naomi (como lo ha prometido) la nueva entrada (que
espero) de su blog, con sus recuerdos de esa calle inspiradora. Esta es la foto
y el poema.
UNA CALLE / UNA NIÑA
Una
calle puede detener el día
como
quien estanca los ojos
en
el flanco de una colina
El
puente es el brazo
e
impide la partida del día
hacia fugaces nieves perpetuas
Una
niña que si algo no ignora
es
aquel rock and roll
que
luego será madera
El
fluir de seis cuerdas
donde la muerte
bien
puede tener rostro
pero
sus puños jamás alcanzarnos
Continuará…
Morada
de Barranco, 15 de setiembre de 2013.
Qué buena promo, un consejo, escribe lo que quieras, yo leo y gozo... jaja
ResponderEliminarsolo falto contar: por favor háganle caso al mudito. Jaja
un fuerte abrazo. Lito.
"Lito", gracias por el consejo, te haré caso. Espero contar esa anécdota de Martel, pronto. Un abrazo.
ResponderEliminarQue linda entrada en su blog profe siempre estaré orgullosa de sus textos se que no en muchas cosas TODOS tenemos q estar de acuerdo pero si podemos dar criticas positivas :) me alegra haberlo tenido como mi MAESTRO espero q escriba y escriba de verdad me gusta mucho como puede llegar a los demás a través de su blog y su FB :) es para estar mas en contacto con sus seguidores q somos nosotros y la verdad muchas cosas de las q dice son interesantes y otras muy graciosas siga asi :D
ResponderEliminarGracias por tus bonitas palabras, querida Norma, "Pecas", como te llamo. Espero verte siempre a través de tus comentarios ya que no en persona: hace tanto que no conversamos "face to face". Un abrazo a la distancia.
ResponderEliminarProfesor Muy buena publicación , Gracias por nombrarme y ya pronto estará mi publicación :)
ResponderEliminarBien, mi querido amigo, siempre enseñando algo,en cuanto a lo mencionado por nuestro comun amigo Kike Vaca , me auno
ResponderEliminarA su sentir, sin ofensa ni descredito, no es lo tuyo, mejores y graciosas anecdotas las acreditas entre lineas en anecdotas y/o cuentos, historias etc. Un abrazo y espero no corrijas no ortografia en venganza.
Naomi, querida Naomi, gracias a ti, a tus comentarios hermosos sobre la calle Honcho, a tu foto hermosa sobre esa calle de la que ni bien escuché sabía que algo tenía que escribir sobre ella. Espero tus recuerdos sobre la calle Honcho en tu blog. Un abrazo y seguiremos conversando sobre el Japón.
ResponderEliminarFranklin, gracias por tus comentarios infaltables. Voy a tratar de escribir más anécdotas y menos "chistes". No te preocupes, no hay razón para la venganza ortográfica. Un abrazo fuerte y trataré de escribir algo de acuerdo a tu sugerencia. Espero verte pronto.
ResponderEliminarLeer sus post, me relaja, me hace sonreir, me alegra, y me hace recordarlo mucho profe, recordar esos momentos maravillosos en donde ud estaba delante d una pizarra y nosotros sentados en una carpeta, escuchando sus maravillosas anécdotas e historias, muy bueno, y Feliz Aniversario Gran Bloguero
ResponderEliminarGracias, Marla, por tus bonitas palabras. Un abrazo a la distancia.
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