sábado, 28 de diciembre de 2024

ÚLTIMOS APUNTES DE UN AÑO QUE SE VA

 


                                                                Todo lo recibido está en los ojos.

                                                                                 Alberto Hidalgo

 



     I. 

        Van transcurriendo los últimos días de diciembre, se acaba el año 2024. Por estos días he venido dándole vueltas sobre qué podía escribir. Una sensación de ausencia de temas me invadía y dejaba correr un nuevo día con la esperanza de que al siguiente una luz me iluminaría y como por arte de magia aparecerían las palabras con una fluidez inusitada. No ha sido así. Casi forzando la situación me he sentado frente a la computadora para escribir, escribir lo que en el momento salga, lo que en el instante de hacerlo se imponga, una suerte de escritura automática racionalizada, si cabe la expresión.

 

     II.

        En estos días, los últimos del año escolar, he recibido unas cartitas de agradecimiento de algunos alumnos. Complacido y emocionado las he leído. En una de ellas encontré estas líneas: “En mi crecimiento como adolescente, con ciertas dificultades que atentaron contra mi salud, lo que me salvó fue leer, salir de mi dolor para pasar a una que no existía, era como caer en un mundo que no era el que yo vivía, tengo que admitir que es impresionante cómo las palabras y una historia pueden agarrarnos por horas y no darnos cuenta, bueno, solo los lectores entenderán ese sentimiento magnífico que nos produce la lectura”. Obviamente no revelaré el nombre del autor de estas líneas, eso queda conmigo. Pero quiero comentar la precisión de sus palabras para reflejar el poder de la lectura, esa capacidad que tiene, como dice ella con sus propias palabras, de transportarnos hacia otros mundos. La lectura nos permite vivir otras vidas, aquellas que la realidad real no nos permite: mágicamente nos transformamos en uno de los mosqueteros o somos Robinson Crusoe o Jean Valjean. Pero la lectura, así como hace trabajar nuestra imaginación, también nos informa a la vez que va enriqueciendo nuestro vocabulario y nos hace asimilar los recursos lingüísticos que los escritores emplean; es decir, la lectura es un magnífico medio que posibilita el desarrollo de nuestra capacidad comunicativa, nos proporciona herramientas para comunicarnos con propiedad, fluidez y precisión. En la medida que ello ocurra, nos sentiremos más seguros y podremos interrelacionar de mejor manera con nuestro entorno.

 

     III.

        Como de costumbre, la Navidad la pasamos en casa de mi madre. Allí nos reunimos toda la familia. Es tradición familiar hacernos obsequios entre todos. Los regalos más esperados para mí son los libros. Supongo que la primera entrada de enero de 2025 se titulará “Las lecturas que me esperan” o algo parecido. Comento que los libros que llegaron a mí esta Navidad son: Claus y Lucas de la húngara Agota Kristof, Los recuerdos del porvenir de la mexicana Elena Garro, El maestro y Margarita del ruso Mijaíl Bulgakov, Las aventuras de Pinocho del italiano Carlo Collodi, Encrucijadas del norteamericano Jonathan Franzen, El loro de Flaubert del inglés Julián Barnes, Cuentos de la era del jazz del norteamericano Francis Scott Fitzgerald, Gargantúa y Pantagruel del francés Francois Rabelais, Los cuadernos de don Rigoberto del peruano Mario Vargas Llosa, Almendra de la surcoreana Won-pyung Sohn. Como puede verse, son obras (algunas de ellas, clásicos) que poseen prestigio, nombradía. Solo me resta decir que me esperan días gratos de lectura, lo bueno es que coinciden con mis vacaciones.

 

     IV.

        En unos pocos días empezará el nuevo año, solo quiero transcribir, para expresar mis buenos deseos, una frase en latín que les quedará como una suerte de tarea (me refiero a su traducción) a cada uno de ustedes: “Di tibi dent annos, a te nam cetera sumes”.

 

 

         Continuará...

 

 

                                 Morada de Barranco, 28 de diciembre de 2024





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