lunes, 23 de febrero de 2015

UN SEGUNDO CUESTIONARIO




                                                              En el Paraíso hay amigos, música, algunos libros.
                                                                                                        Augusto Monterroso





   El verano, caluroso como nunca, está en su apogeo: las temperaturas pasan con facilidad de los treinta grados, es algo que jamás había ocurrido, no hay duda que deben ser los efectos del calentamiento global que afectan, sobre todo, al Perú. Aún me restan unos días más de vacaciones, pocos días en los que quiero salir a caminar y descubrir algunos ángulos de un Barranco que cada vez va desapareciendo para convertirse en un espacio del recuerdo, lamentablemente producto del descuido y del puro interés por el dinero de ciertos grupos que se afanan en construir destruyendo. Con todo, continúo, a pesar de este calor aplastante, con la lectura y con la visión de películas (algo de cine alemán, francés, cine independiente norteamericano, wésterns). Pero también me doy tiempo para navegar entre varios blogs. En muchos de ellos me he seguido topando con cuestionarios, algunos muy entretenidos, así que por segunda vez he decidido aplicarme uno, el siguiente.   






¿Qué te llevarías de tu casa en caso de incendio?

Recuerdo que una vez le hicieron esa pregunta a Jean Cocteau, él respondió que lo que salvaría sería el fuego. En mi caso, primero pondría a salvo a mi esposa y a mi hija. Luego trataría de salvar la mayor cantidad de libros de mi biblioteca: por ejemplo, los cuatro tomos de Obras completas de Stefan Zweig, los Ensayos completos de Michel de Montaigne, Los anteojos de azufre de César Moro, los ejemplares únicos de Tocapus, la revista que edité en la primera mitad de los noventa, las obras de Alfonso Reyes y de Augusto Monterroso, los libros de poesía de Fernando Pessoa, Martín Adán, Xavier Abril, Paul Celan, las cinco o seis ediciones (que poseo) de 5 Metros de Poemas de Carlos Oquendo de Amat, en fin, desesperadamente trataría de rescatar la mayor cantidad de libros, sobre todo los de poesía. Pero no me gusta pensar en la posibilidad de un incendio, creo que perder mis libros sería una de las mayores tragedias de mi vida, con mis libros sí soy tremendista.






¿Qué libro de otro autor produjo en ti el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?

No voy a nombrar a uno solo, voy a mencionar a tres libros (en realidad podrían ser más). Una de esas obras es el único libro de poemas del misterioso Carlos Oquendo de Amat, quien logró la excelencia con 5 Metros de Poemas, libro desplegable publicado en 1927 y que fue recibido por la crítica casi con el más absoluto silencio, hoy es un libro fundamental en la tradición poética del Perú (y no solo del Perú). Otra obra que voy a mencionar es una novela que admiro sobremanera y cada que puedo la releo, me refiero a Pedro Páramo, esa novela breve de Juan Rulfo, donde los vivos y los muertos conviven en la polvorienta y calurosa Comala, territorio y espacio de lo fantástico como asunto cotidiano. La tercera obra que quiero mencionar es La lucha contra el demonio, un libro apasionado de Stefan Zweig donde el autor se zambulle en las procelosas aguas de las mentes de Hölderlin, Von Kleist y Nietzstche, un libro apasionado y apasionante, cargado de fiebre.






¿Qué canción deberían poner en tu velorio?

Alguna vez pensé en eso, barajaba posibilidades, pero caí en la cuenta de mi ingobernable timidez: soy tan tímido, me dije, que dudo mucho que esté presente en mi velorio. Suena irónico y medio ingenuo, sin embargo algo de cierto hay en lo que digo: soy tímido. Pero si se trata de mencionar alguna canción, creo que más que canción, preferiría un disco completo: Abbey Road de The Beatles, The Queen Is Death de The Smiths, por ejemplo, o alguna pieza musical del músico que más admiro, me refiero a Johannes Brahms, podría ser el Trío para Clarinete, Violoncelo y Piano en A-Menor, Op. 114, por mencionar una de sus obras. Tal vez escuchándolas me atreva a regresar (a mi velorio, digo), confiado y tranquilo, ya que la música siempre ha sido mi casa.










¿Cuál es tu mejor defecto?

¿Mejor defecto? Voy a hablar solo de defectos (ni mejor ni peor). Otros debo tener, y de hecho los tengo, pero quiero mencionar ahora a mi ironía que a veces puede resultar filuda hasta la exageración, tan exagerada que sin desearlo (o deseándolo) puedo herir. En mi defensa he de decir que esa ironía también me la aplico sin compasión. Pero eso no me exime de las consecuencias de mis excesos irónicos, de mis "comentarios irónicos", como suelo llamarlos.







¿Cuántas horas al día lees?

Cuando no trabajo, como ahora que estoy de vacaciones (aunque con cursos vacacionales), todo el día paro leyendo y si no leo, estoy viendo películas (el cine es una de mis pasiones) o escuchando música. No hay día (con trabajo o sin él) donde no lea, siempre lo hago, no concibo mi vida sin la lectura, sean libros, revistas, periódicos o a través de la pantalla de una computadora, siempre estoy leyendo. Ahora estoy embarcado en tres libros: Los ríos profundos de José María Arguedas, La oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso y El mundo de ayer de Stefan Zweig. Por otro lado, debo decir que jamás ha de faltar un libro en mi maletín de trabajo, así siempre ha sido, así será siempre.






¿Qué disco escucharías manejando solo por una carretera?

Hace un rato vi Boyhood con Rita, a unos siete minutos para que termine la película, se ve a Mason (el joven protagonista) manejar su camioneta en medio de la carretera mientras escucha una bella canción, me pareció fabulosa esa escena. Lamentablemente no puedo experimentar la sensación de manejar mientras escucho una canción, no sé manejar. Lo que sí he hecho ha sido caminar en Canta, mi arcadia, con audífonos conectados a mi MP3, abandonado completamente a la música. Cuando estoy en este bello pueblo de la sierra de Lima, suelo levantarme muy temprano y con las primeras luces del día me dirijo al manantial de Huaytara. El trayecto lo he hecho alguna vez escuchando el fantástico All Things Must Pass, ese must have de George Harrison o también he caminado escuchando ese disco innovador del pop que es Pet Sounds, álbum de los The Beach Boys del año 1966. Una vez en Huaytara, sentado en alguna piedra, solo y en completa comunión con la naturaleza terminaba de escuchar estos discos, entonces me sentía piedra, viento, agua, en fin. Debo decir que una vez hice ese trayecto con una sola canción, repetida infinidad de veces: Morning has broken, de Cat Stevens hoy llamado Yusuf Islam. Me resultó impagable transitar en medio de cerros empinados, chacras, árboles y un cielo limpio como ninguno, mientras oía esa bellísima canción, tan apropiada para esos lares. Caminar con audífonos. Solo lo he hecho en Canta, no lo haría en la ciudad, detesto hacerlo, me parece que es irresponsable.







¿A qué persona real, nacida en cualquier momento de la historia, le desearías una vida eterna? ¿Se lo darías como castigo o como premio?

Creo que fue Borges quien dijo que la vida se torna más valiosa si sabemos que es finita. La inmortalidad podría tornarse, entonces, en un castigo. Creo que hay derecho al descanso y atrevernos a pensar como los franceses, quienes sostienen que el orgasmo es una pequeña muerte. Si eso fuera cierto, por qué no pensar que la muerte, entonces, podría resultar siendo un gran orgasmo. Como alguna vez lo escribí en una pared y con crayola, a la manera de los graffitis: “Si un orgasmo es una pequeña muerte, entonces la muerte es un gran orgasmo”.







¿De qué personaje de ficción te gustaría ser amigo en Facebook?

Creo que de Pierre Bezújov, el protagonista de Guerra y Paz. Sería interesante leer sus estados.







¿Qué película basada en un libro recomiendas?

Carta de una desconocida, novela breve de Stefan Zweig, llevada a la pantalla por Max Ophüls y estrenada en 1948, film protagonizado por Joan Fontaine (quien falleció el año pasado) y por Louis Jourdan (fallecido el 14 de febrero de este año). Ambas obras son maravillosas, joyas de la literatura y del cine. Imperdibles.







¿Qué libro robaste?

No me gusta esa palabra, prefiero usar un eufemismo: me prestaron y no los devolví, pero creo que aún estoy a tiempo de devolverlos, espero. Aunque no fueron muchos, en realidad. Esta experiencia de prestar libros y no devolverlos enseña. En el camino se aprende, decían los más antiguos. He aprendido: será por eso que no me gusta prestar mis libros porque se pone en peligro incluso la amistad si es que no logro recuperar lo que buenamente he prestado.







¿Qué crees que hay después de la muerte?

Supongo que una gran aventura. Aunque me gustaría irme al cielo, pero como bien lo dice Augusto Monterroso: “Lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve”.




   




   Continuará…





                                  Morada de Barranco, 23 de febrero de 2015.






6 comentarios:

  1. ¿Qué opina de habito de leer escuchando música? Si lo practicara ¿Cuál sería la canción o álbum elegido(a)?

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  2. Te diré que, en lo personal, las lecturas ligeras las hago oyendo música. Libros o lecturas densas sí que requiero silencio, me basta con la música de las palabras del texto. ¿Qué música oigo mientras leo esas lecturas ligeras? De todo, sobre todo rock, música clásica. Ayer leía el periódico acompañado con música de los setentas y ochentas, por ejemplo, "El año del gato" de Al Stewart o "Enjoy the silence" de Depeche Mode. Un abrazo, Robert.

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  3. ¿Que haria si se entera que mañana es el fin del mundo?

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  4. Con mi familia, una buena botella de vino y un buen disco y a esperar lo que se venga. Un abrazo, Jhosifer, antes del fin del mundo.

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  5. Profesor cuando leo lo que escribe me lo imagino a usted hablándome con esa voz tan interesante que tiene, que siempre me atrapa. Un gusto leer su block ;) saludos

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  6. Yzavo, la ironía del "block" me hizo reír. Te agradezco que me leas y dejes tu comentario. Que bueno que te guste mi "block" y que recuerdes mi bronca voz. Gracias, nuevamente. Un abrazo fuerte.

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