lunes, 8 de diciembre de 2014

8 DE DICIEMBRE DE 1980: DOS POEMAS A LENNON (EN REALIDAD TRES)







                                                                      Que has muerto es verdad...
                                                                                   Luis Hernández
                                                       





   Es un día feriado, muy temprano me levanté y me fui a la mesa con un libro que hace unos días me regalara el poeta Omar Aramayo: Catálogo de las naves / Antología Personal (1978-2012), del peruano Eduardo Chirinos. Abrí el libro de casi 350 páginas al azar y empecé a leer un poema titulado Un círculo lleno de flores. Un poema dedicado a John Lennon, el asesinado líder de la banda The Beatles, que dice así:


Un día como hoy mataron a John Lennon. 
Fue hace veintisiete años. Extraño número,
impar y terminado en siete. No es redondo, no
invita a celebrar aniversarios. A los veintisiete
estaba en el esplendor de su carrera (era la 
morsa) y se daba el lujo de cantar algunas calles
que ahora nos pertenecen a todos. Juré visitar
algún día esas calles. Pero el destino, que no
sabe de juramentos, me llevó primero al Central
Park. Allí lo recuerda un círculo (siempre lleno
de flores) y en él una palabra: IMAGINE.
Comencé por el final. Siempre comencé por
el final. Escuché a los Beatles cuando se habían 
disuelto, y por cobrarme diez años los vengo 
escuchando casi treinta. Lo demás es historia. 
George sobrevivió a las puñaladas de un loco 
y dijo adiós. A Paul se le murió Linda y sobrevivió 
a un divorcio. Ringo ha perdido algo de pelo, 
no esa sonrisa bonachona de quien finge no 
tomarse en serio. Hace veintisiete años mataron 
a John Lennon. Yo tenía veinte, mi hermano 
diecinueve. Los dos nos encerramos a escuchar 
sus canciones y lloramos en silencio. Nunca 
habíamos llorado juntos. Tal vez ni se acuerde. 
Cuando lo vea voy a preguntarle. 










   Me gustó mucho eso de: “Comencé por el final. Siempre comencé por / el final. Escuché a los Beatles cuando se habían / disuelto, y por cobrarme diez años los vengo / escuchando casi treinta. Lo demás es historia”. Unas horas después me puse a ver televisión y un noticiario me hizo recordar que el día de hoy, 8 de diciembre, se cumplía un año más de la caída del avión donde pereció el equipo completo de Alianza Lima allá por 1987 y, sorprendido, que en esta misma fecha, hace ya treinta y cuatro años ocurrió el asesinato del músico inglés. ¿Coincidencia? No sabría decirlo. Solo sé que el azar me llevó al poema de Chirinos, texto que por lo demás nunca había leído.








   8 de diciembre de 1980, seis de la mañana, acompaño a mi padre por la avenida principal de Barranco, en el trayecto pasamos por donde antes se entregaban los diarios a los canillitas (así se llaman en el Perú a los expendedores de diarios). De pronto, entre la multitud, veo un paquete de periódicos en el suelo y una noticia que me dejó sorprendido, consternado, incrédulo, anonadado, toda una confusión de sentimientos (como el título de la novela de Stefan Zweig): el diario Expreso anunciaba en primera plana con sus letras azules sobre el asesinato de John Lennon. La noticia golpeó duramente mi corazón de adolescente de dieciséis años.







   Si bien yo no era de la época de The Beatles (pues apenas si era un adolescente), hacía unos años, muy niño, los había descubierto, y como dice el poema de Eduardo Chirinos: “Escuché a los Beatles cuando se habían / disuelto, y por cobrarme diez años los vengo / escuchando casi treinta”. En realidad, ubicado ya en la actualidad, los vengo escuchando cuarenta y cinco años. Los descubrí a inicios de los setenta (en un 45 rpm de una tía), pero empecé a escucharlos casi religiosamente, canción por canción, disco por disco, completamente perplejo por la perfección, el equilibrio, la arquitectura de su música desde 1978. De tanto escucharlos, se me habían vuelto familiares, casi de mi entorno, de ahí la razón del por qué la noticia del asesinato de Lennon me golpeó y creo que fue la primera experiencia cercana que tuve de la presencia acechante de la muerte. Hasta entonces a esta la veía como una posibilidad lejana, apartada de mis predios. Estaba equivocado.










   Hace unos días, lo recuerdo, tres o cuatro, no más, mi hija me preguntó a boca de jarro: “Papá, ¿tú lloraste cuando se murió John Lennon”. Mi respuesta fue sincera: “Sí, hija, lloré todo el día”. Apenas lo dije, inmediatamente vino a mi memoria la tarde aquella (ya casi noche) del 9 de diciembre de 1980, en que mi madre había recibido la visita de una hermana suya, recuerdo que cuando mi madre me vio que no paraba de llorar, mientras escuchaba algunas canciones de The Beatles, se me acercó y me dijo algo que detuvo mis lágrimas: “No llores ya, guarda lágrimas para cuando me muera”. Me paralizó y un miedo más grande me invadió y dejé de llorar, aunque la tristeza no me abandonó.









   Un tiempo después, y cuando la tristeza todavía no me había abandonado, salió publicado en el diario La República un poema de Enrique Sánchez Hernani. En él, una voz juvenil habla con sus padres sobre la fatal noticia. Cuando lo leí, quedé sorprendido por cómo Sánchez Hernani había logrado con palabras cotidianas (ese "Oye papi Oye mami", por ejemplo)  un magnífico poema que expresaba la desazón de los jóvenes ante la muerte del ídolo. El texto es el siguiente:


DESPEDIDA A JOHN LENNON EN RITMO BEAT 


Oye papi Oye mami 
mataron a John Lennon 
vengan a ver esto 
le abrieron el pecho con un abrelatas 
Smith Wesson 
tenía un gramófono en el corazón 
les juro que lo he visto 
quedó regado en el piso como un reloj descompuesto 
no lo creo 
es cierto viejo 
los pushers entraron en huelga 
subí a un bus y nadie fumaba yerba 
estaban todos tranquilos 
oyendo Strawberry Fields Forever 
por el tocacintas 
dicen que la sangre le detonó en las venas 
vino el Sargento Pepper y tomó nota de los hechos 
saldrá en los periódicos 
llamen a George 
llamen a Paul y Ringo 
la música me duele 
  







   Bello poema de Sánchez Hernani que confirmaba lo que alguna vez escribiera Octavio Paz en la Advertencia a la primera edición de su libro Las peras del olmo: “Todos o casi todos, nos enamoramos; solo Garcilaso convierte su amor en églogas y sonetos. (…) El artista trasmuta su fatalidad (personal o histórica) en un acto libre. Esta operación se llama creación; y su fruto: cuadro, poema, tragedia”. Efectivamente, el poeta peruano había dado en el clavo, sus veintiún versos expresaban todos esos sentimientos que el común de los mortales no lo podía expresar con palabras, pero ahí estaba el poema de Enrique, y lo tomé como si fuera mío, como si esas palabras fueran mis palabras, como si el sentimiento que originó el poema fuera el mío, y lo era.








   Treinta y cuatro años después, mirando todo a la distancia, ya con la partida de George Harrison ("George sobrevivió a las puñaladas de un loco / y dijo adiós."y con Paul y Ringo ancianos (pero activos en la música), debo decir que la música de The Beatles me sigue acompañando, que nunca dejaré de escucharlos, que aunque no pertenezco generacionalmente a la década prodigiosa de los sesenta, estoy muy identificado con los Fab Four, con su espíritu creativo e innovador, con esa mirada esperanzadora de que las cosas pueden cambiar..., en fin, que ahorita mismo estoy escuchando, mientras escribo, el Abbey Road, ese maravilloso disco de despedida donde los cuatro (olvidando las rencillas que habían vuelto insoportable su convivencia) alcanzaron esas cumbres adonde muy pocos llegan.



JOHN LENNON


Hay cosas que a algunos nunca les sucede.
Un hermano mayor, por ejemplo,
y necesitarlo y saber que el padre gritará
y eso será definitivo, demasiado grande
para entenderlo.

Cántale a tu hermano mayor. Él sabe
algo que tú nunca sabrás. Es sencillo.
Hay cosas demasiado grandes.
Él también necesita un hermano mayor.


                                  Luis La Hoz












   Continuará…





                                              Morada de Barranco, 08 de diciembre de 2014.




4 comentarios:

  1. Buena profe, me gustó también el texto de "Despedida a John Lennon".

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  2. Gracias, Miguel, por leerme y por comentar. Ese poema de Sánchez Hernani, como te habrás dado cuenta al leer la entrada, a mí también me gusta mucho. Un abrazo.

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  3. Gracias, Raquel. Bellos tus poemas. Un abrazo a la distancia, desde mi morada en Barranco.

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