Y nos pintaremos el alma de inteligentes.
Carlos
Oquendo de Amat
Barranco,
31 de enero de 2018.
Para mí la música es una pasión. Vivir sin
ella, como decía Friedrich Nietzsche, sería un error, un garrafal error.
Hace unos días escribí un texto muy sentido sobre la muerte de la cantante Dolores O'Riordan, cuyas canciones nos acompañaron a los que vivimos momentos terribles en el Perú: la música siempre fue para mí un punto de apoyo, un territorio para la resistencia y allí me aferré y nos aferramos muchos. Para mí música es vida.
Pero ahora no quiero escribir sobre la tristeza y el dolor por la muerte de alguien, quiero escribir sobre la gran experiencia que vivo cada que escucho una canción de Radiohead, por ejemplo Fake Plastic Trees, una canción de melodía triste, tristísima, con una letra que le permite a Thom Yorke expresar su visión de un mundo desolado, triste, injusto, consumista y plástico (como lo dice de mejor manera Yorke en versos como estos: "Ella parece real / y sabe a real / mi falso amor de plástico...").
Así, sin necesidad de leer un mamotreto de Economía o Sociología, Yorke, con mucha sensibilidad expresa ese infierno competitivo y deshumanizado en que se han convertido nuestras sociedades. El arte no es pues expresión, como creen muchos, de quienes viven de espaldas a su realidad: el arte es la expresión y el producto de esa realidad: leer un poema de Oquendo o escuchar una canción de Yorke no solo es zambullirse en sus espíritus, es también conocer esa realidad que los llevó a crear lo que hicieron, y nosotros agradecidos.
Con un solo ojo, Thom Yorke, ese divino tuerto, ve mejor que nosotros, mucho mejor.
Hace unos días escribí un texto muy sentido sobre la muerte de la cantante Dolores O'Riordan, cuyas canciones nos acompañaron a los que vivimos momentos terribles en el Perú: la música siempre fue para mí un punto de apoyo, un territorio para la resistencia y allí me aferré y nos aferramos muchos. Para mí música es vida.
Pero ahora no quiero escribir sobre la tristeza y el dolor por la muerte de alguien, quiero escribir sobre la gran experiencia que vivo cada que escucho una canción de Radiohead, por ejemplo Fake Plastic Trees, una canción de melodía triste, tristísima, con una letra que le permite a Thom Yorke expresar su visión de un mundo desolado, triste, injusto, consumista y plástico (como lo dice de mejor manera Yorke en versos como estos: "Ella parece real / y sabe a real / mi falso amor de plástico...").
Así, sin necesidad de leer un mamotreto de Economía o Sociología, Yorke, con mucha sensibilidad expresa ese infierno competitivo y deshumanizado en que se han convertido nuestras sociedades. El arte no es pues expresión, como creen muchos, de quienes viven de espaldas a su realidad: el arte es la expresión y el producto de esa realidad: leer un poema de Oquendo o escuchar una canción de Yorke no solo es zambullirse en sus espíritus, es también conocer esa realidad que los llevó a crear lo que hicieron, y nosotros agradecidos.
Con un solo ojo, Thom Yorke, ese divino tuerto, ve mejor que nosotros, mucho mejor.
Barranco,
4 de febrero.
Lo reafirmo: La felicidad tiene el color de tus
ojos.
Barranco, 8 de febrero de 2018.
Ayer me preguntaron: "¿Qué te gusta de la
salsa?" (se referían al ritmo musical). Cuando dejan de tocarla, respondí,
je. No me gusta la salsa, pe.
Barranco, 16 de febrero de 2018.
El amor es eterno... mientras dura.
Barranco, 20 de febrero de 2018.
Por lo general, prefiero conversar más con
mujeres: son casi siempre más inteligentes y más intuitivas, están un paso más
allá, por lo general. Yo que vivo con dos mujeres lo sé (por si acaso me
refiero a mi hija y a mi esposa).
Barranco, 13 de marzo de 2018.
¿Puede haber algo mejor que estar sentado junto
a Rita, conversar, tomar una taza de café negro como la noche que envuelve a
Barranco, mientras se escucha el Ok
Computer, ese maravilloso disco de Radiohead?
¡Sí! Por ejemplo: estar sentado junto a Rita, conversar, tomar una segunda taza
de café negro como la noche que envuelve a Barranco, mientras se escucha, por
segunda vez, el Ok Computer, ese
maravilloso disco de Radiohead.
Barranco, 16 de marzo de 2018.
Últimamente
la obra de Neruda se me cae de las manos, se me hace insoportable (salvo
"Residencia en la tierra"). La repetición incansable de recursos
enumerativos, anafóricos de su poesía me cansa, me aburre, cuánto palabreo por
Dios. En cambio las obras de César Vallejo y Martín Adán crecen, se me hacen
imprescindibles. Vallejo debe estar, mejor dicho, está entre los cuatro o cinco
grandes poetas del siglo XX, junto con (apunten) Fernando Pessoa, Paul Celan,
Ezra Pound, T. S. Eliot y Ósip Mandelshtam. Martín Adán está por ahí nomás.
Barranco, 25 de marzo.
A buen entendedor...
Una vez
amé,
pensé que me amarían,
pero no fue así,
no fue así por la única gran razón,
porque no tenía que ser.
pensé que me amarían,
pero no fue así,
no fue así por la única gran razón,
porque no tenía que ser.
Gracias Pessoa.
Barranco, 2
de abril.
Poema del día (o de la noche). Lo suelo
emplear como ejemplo del género lírico y siempre veo, cuando termino de leerlo,
ojos empañados, disimuladamente empañados. Suelto el poema.
EPIGRAMA
Al
perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
yo, porque tú eras lo que yo más amaba,
y tú, porque yo era el que te amaba más.
yo, porque tú eras lo que yo más amaba,
y tú, porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos, tú
pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
Ernesto Cardenal
Barranco,
3 de abril de 2018.
Por estos días estoy escogiendo mis mejores
tristezas para el concierto de Radiohead.
Hay que estar a la altura de las circunstancias: recontra sad.
Barranco, 14 de abril de 2018.
Me gusta estar contigo y otras… sintigo.
Barranco, 18 de abril de 2018.
Y la cantó el ya legendario Thom Yorke, me
refiero a la inesperada canción Creep.
Esta anécdota no lo fue todo en el concierto de anteayer que empezó a las 9:00
p. m., hubo más, mucho más, total, fueron veintiséis canciones, entre las que
se encontraban algunos de mis temas favoritos de Radiohead, y yo los escuchaba y los tarareaba con los ojos
empañados, con lágrimas que trazaban surcos catárticos (qué tal palabrita, eh)
en mi rostro. Cómo no
quedar conmovido con temas como No
Surprises; Fake Plastic Trees; Exit Music; There, There; Paranoid Android;
Street Spirit; Karma Police y Daydreaming, la canción con la que abrieron
el concierto (aunque debo decir que extrañé a Let Down, House of Cards, Nice Dream, How To Disappear Completely,
por mencionar a algunas). Pero no hay que pedir mucho, la de anteayer fue una
noche irrepetible, espléndida: el sonido y la furia en aproximadamente dos
horas y media.
Con mi esposa, mi hija, mi hermano y miles más
quedamos deslumbrados, extasiados (que poco expresan las palabras, por Dios)
con la música de Radiohead que nos
detonaba en las venas.
Sí, señores, el paraíso existe y tiene nombre: se llama música.
Thanks, vida.
Sí, señores, el paraíso existe y tiene nombre: se llama música.
Thanks, vida.
Barranco,
24 de abril de 2018.
Hace un año escribí:
UNAS LÍNEAS PARA ADRIANO MUÑOZ
Luego de varios días podré escribir algo
sobre mi querido Adriano. El golpe fue y es muy fuerte, me hirió como no se
pueden imaginar, por eso no quise ir a su velorio ni a su entierro, era mi
resistencia a la fatal noticia, pero desde entonces no he dejado de llorar su
pronta partida, me acuerdo de él y una gran tristeza me invade, una sensación
de fragilidad me domina y tiemblo de solo pensar en lo frágil que es nuestra
vida: un paso (uno breve) y estamos al otro lado, así de sencillo, así de
terrible...
A pesar de toda esta tristeza, trato, intento ver las cosas de otra manera, entonces me acuerdo de su risa, de sus gritos, de su buen humor, de sus muecas, de su bello corazón y espíritu que tanto nos ayudó a los que lo conocimos: esas sus ganas de vivir, de hacer cosas, a pesar de algunas de sus tristezas, fue una lección y yo se lo agradezco por haber sido un ser de luz en mi vida.
Con Adriano siempre me llevé bien, aunque a veces se resentía conmigo, pero hablábamos, por ejemplo de música (“Profe, ¿ha escuchado Meshkalina?”. Y no va ser, le respondía. “Entonces, un porrito, pe, profe”. Y se reía como un condenado), otras veces hablábamos de sus sueños y de sus penas, porque las tenía y lo escuchaba y me escuchaba y cuando terminaba de hablarle, solía decirme: “Profe, lo quiero un culo, no lo quiero como a un padre, lo quiero como a un abuelo..., por la edad, pe” y lanzaba una risa mientras yo le soltaba un puñete en el brazo. Era así de sincero, era así de jodido. En verdad hablando, era un loco tierno que pasó como un relámpago por la vida y nos dejó algo de su luz a los que lo conocimos, de ahí la tristeza, la resistencia ante lo inevitable. Proceso su muerte y siempre pienso en su madre y deseo que tenga fuerzas para enfrentar el dolor por la muerte de su único hijo…
Adriano, mi querido Adriano, en mis lágrimas y en estas líneas va mi enorme afecto, mi cariño sin fondo, ese mismo cariño que nos entregaste a cada uno de nosotros, los que pertenecimos (soy uno de ellos) a la Promoción Fiat Lux, tu otra familia.
A pesar de toda esta tristeza, trato, intento ver las cosas de otra manera, entonces me acuerdo de su risa, de sus gritos, de su buen humor, de sus muecas, de su bello corazón y espíritu que tanto nos ayudó a los que lo conocimos: esas sus ganas de vivir, de hacer cosas, a pesar de algunas de sus tristezas, fue una lección y yo se lo agradezco por haber sido un ser de luz en mi vida.
Con Adriano siempre me llevé bien, aunque a veces se resentía conmigo, pero hablábamos, por ejemplo de música (“Profe, ¿ha escuchado Meshkalina?”. Y no va ser, le respondía. “Entonces, un porrito, pe, profe”. Y se reía como un condenado), otras veces hablábamos de sus sueños y de sus penas, porque las tenía y lo escuchaba y me escuchaba y cuando terminaba de hablarle, solía decirme: “Profe, lo quiero un culo, no lo quiero como a un padre, lo quiero como a un abuelo..., por la edad, pe” y lanzaba una risa mientras yo le soltaba un puñete en el brazo. Era así de sincero, era así de jodido. En verdad hablando, era un loco tierno que pasó como un relámpago por la vida y nos dejó algo de su luz a los que lo conocimos, de ahí la tristeza, la resistencia ante lo inevitable. Proceso su muerte y siempre pienso en su madre y deseo que tenga fuerzas para enfrentar el dolor por la muerte de su único hijo…
Adriano, mi querido Adriano, en mis lágrimas y en estas líneas va mi enorme afecto, mi cariño sin fondo, ese mismo cariño que nos entregaste a cada uno de nosotros, los que pertenecimos (soy uno de ellos) a la Promoción Fiat Lux, tu otra familia.
Barranco, 11 de mayo de 2018.
Aún lo recuerdo. Corría el
año 90. El auditorio estaba repleto. Poetas de todas las universidades leerían
sus poemas. Ahí estaba yo, algo (en realidad bastante) nervioso: era la primera
vez que leería mis poemas ante un mar de gente, sentí que era como quedar
desnudo. No había otra: leer. Y así fue, leí. Alguien sacó esta foto de ese ya
lejano día en que enfrenté mis miedos y hemos continuado en la brega.
Barranco, 17 de mayo de 2018.
El sol de lima lo detesto: me aturde, me aplasta. Se acerca el tiempo de las chalinas…
Continuará…
Morada de
Barranco, 20 de mayo de 2018.